ADELANTO | La polarización del electorado: las contradicciones de las izquierdas
Tras un largo proceso de transición, el péndulo electoral corre de un lado a otro en las encuestas que preceden a las elecciones que se celebran este año. La intensidad del momento político ha descartado la tibieza en los discursos. Los extremos que se enfrentan directamente en las urnas han sido estudiados y analizados en distintos momentos históricos por académicos de la universidad. ¿Esta situación corresponde a tensiones propias de un período eleccionario o responde a pulsiones más profundas de la sociedad chilena, que deben ser observadas?
Desde hace largo tiempo, las izquierdas han sido señaladas en Chile y en el mundo como responsables de la polarización política que, desde la emergencia de la cuestión social y de la crisis institucional que el país enfrentó hace un siglo, se ha presentado con cierta periodicidad hasta nuestros días. Esta acusación, proveniente sobre todo de sus adversarios políticos de las derechas y del centro, se ha sustentado en el carácter radical de las políticas transformadoras impulsadas por el sector, orientadas a realizar cambios profundos en la organización de la economía, subvertir jerarquías sociales largamente establecidas y redistribuir recursos y poderes en un sentido igualitario.
Asimismo, la acusación se ha fundamentado en la recurrente inclinación de las izquierdas por la movilización de sectores populares organizados, así como de la multitud, con la consiguiente alteración de la vida cotidiana, para hacer realidad demandas sociales o alcanzar objetivos políticos.
Desde el primer acceso de las izquierdas al gobierno, en 1938, aliadas al entonces hegemónico y centrista Partido Radical, hasta el golpe de Estado de 1973 contra el primer gobierno en que los partidos Socialista y Comunista (PS y PC) lograron la primacía, estas fueron alcanzando algunos de sus principales objetivos históricos. Estos fueron logrados mediante políticas de reformas que, gradualmente, expandieron a la ciudadanía, introdujeron el bienestar social y modificaron el régimen de propiedad y el balance de poder social en el país.
Sin embargo, esas prácticas reformadoras realizadas en el marco de la institucionalidad democrática y, entre 1938 y 1970, mediante acuerdos con sectores de centro (radicales, populistas y demócratacristianos), coexistieron en las izquierdas con el predominio de una imaginación revolucionaria en permanente y creciente tensión con el carácter aliancista, reformador y gradualista de aquellas políticas.