• Revista Nº 169
  • Por Romina de La Sotta Donoso
  • Fotografías Karina Fuenzalida, Archivo BIBLIOTECAS UC
  • Álvaro de la Fuente

Arte fresco

¿Cómo piensa la música Juan Pablo Izquierdo?

El director de orquesta más admirado de nuestro país donó su archivo personal a la Universidad Católica. Un legado que ya está siendo inventariado y tendrá libre acceso. Las anotaciones manuscritas de sus partituras y sus ensayos constituyen “una invitación a descubrir su proceso intelectual y artístico”. Así lo creen el musicólogo Luis Merino, el director Paolo Bortolameolli y el crítico Gonzalo Saavedra.

Tras cada concierto, la escena se ha repetido por décadas: jóvenes directores le preguntan a Juan Pablo Izquierdo (1935) sobre sus concepciones musicales. Quieren saber cómo piensa la música, interrogante que podrá encontrar su respuesta,  porque el célebre director donó su archivo personal a la Universidad Católica.

El Fondo Juan Pablo Izquierdo reúne miles de documentos, fotografías, cassettes, cintas, VHS y cuadernos, y está siendo inventariado y será digitalizado por la Dirección de Bibliotecas UC. Así, el legado tendrá acceso universal; físicamente en la Biblioteca del campus Oriente y, en formato digital, en archivospatrimoniales.uc.cl.

“Estamos descubriendo algo nuevo cada día”, dice Marcela Rivera, subdirectora de Recursos de Información y Archivos de Bibliotecas UC. Llevan 600 partituras inventariadas de más de 90 compositores y se estima un total entre 1.000 y 1.500. También han contabilizado más de 200 recortes de prensa, programas y apuntes. “El maestro Izquierdo se ofreció gentilmente a trabajar con nosotros para definir la organización del fondo y que así dé cuenta de un relato”, indica.

Evelyn Didier, directora de Bibliotecas UC, aplaude esta donación en vida “porque se comunica algo que nadie más puede describir y que es el alma de quien habita un archivo”. El proceso ha sido apoyado por la Dirección Jurídica y lo financia la Dirección de Artes y Cultura de la Vicerrectoría de Investigación. Además, el traspaso ha sido registrado para un documental por el equipo de Miryam Singer, directora de Artes y Cultura y gestora de la donación. Las partituras cuentan con anotaciones manuscritas de Izquierdo, obras de 44 compositores, entre ellos los chilenos León Schidlowsky, Juan AllendeBlin, Roberto Falabella y Cirilo Vila.

Hasta ahora, las indicaciones se concentran en Beethoven, Bach, Mozart, Haydn y Mahler. Se destacan varias ediciones de “La Canción de la Tierra”, de Mahler, y “La Novena”, de Beethoven. También están “La Sinfonía de Cámara”, de Schoenberg, y “El mandarín maravilloso”, de Bartók.

A juicio de Luis Merino Montero, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile: “El libre acceso a este fondo será fundamental pues permite una aproximación a su manera de pensar la música. Permitirá adentrarse en su visión unitaria y orgánica de la tradición de la música de concierto de raigambre europea, que se inicia con Johann Sebastian Bach y que se proyecta hasta nuestros días”. Agrega que también posibilitará acercarse al cultivo intenso y riguroso del sonido interior, que trabajó con su maestro Hermann Scherchen, y “que le permitió adentrarse en la poiesis profunda de cada obra que interpreta. En ello revisten un gran valor las marcas que Juan Pablo Izquierdo agregó a las partituras que dirigió a lo largo de su fecunda carrera”.

Gonzalo Saavedra, profesor de la Escuela de Periodismo UC y crítico de El Mercurio, asegura: “La donación es una gran noticia: para la Universidad Católica, que se hace de un material muy valioso; para la cultura chilena, que preserva parte de su patrimonio; y para el propio maestro Izquierdo, que ve que su acervo escrito y sonoro ya está catalogándose y estará pronto disponible para todos”.

La donación, advierte Saavedra, “impone también una urgencia a la investigación musicológica chilena. En qué se fija, dónde están los énfasis, las reescrituras de ciertos compases difíciles, etcétera. Son indicios de la manera de abordar la música en general, pero muy especialmente la que le tocó estrenar y que contó, muchas veces, con el concurso del compositor”. Así, enfatiza, las obras de León Schidlowsky, Cirilo Vila y Juan Allende Blin que cuentan con indicaciones, “son preciosos testimonios de décadas de vida musical en Chile. Este es el momento de iniciar esa pesquisa musical, cuando Juan Pablo Izquierdo está, a sus 86, bueno y sano”, dice Saavedra.

Se suman cuadernos con ensayos de Izquierdo; por ejemplo, sobre los fundamentos de la composición de Schoenberg y de Brahms. También hay partituras de Black Angels de George Crumb, cuya grabación le valió a Izquierdo un Diapason d’Or, y obras emblemáticas de Berg, Ginastera, Ligeti, Xenakis, Becerra-Schmidt y Orrego-Salas.

“La partitura es un mapa y una invitación a descodificar de forma subjetiva las innumerables ‘instrucciones’ que nos dejaron los compositores. Pero ahí surge la paradoja eterna, pues interpretar es un ejercicio relativo, por más bien intencionado que sea. ¿Cuán fuerte es un forte? ¿Cuántos centímetros de arco se frotan para sacarle sonido a un acento sobre una nota re en Beethoven y cuántos en Brahms?”, inquiere Paolo Bortolameolli, director asociado de la Orquesta Filarmónica de Los Angeles. “El legado del maestro Izquierdo es una invitación a descubrir su proceso intelectual y artístico para llegar a estas respuestas, una ventana para ser testigos de cómo es que un intérprete dialoga con el creador”, concluye.

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