Staying Alive: la ciencia y sus contradicciones
Podría elegir un libro que me marcó dentro de inolvidables textos de infancia o apasionadas lecturas de adolescente, como también entre sufridos textos de estudio o libros que me han acompañado en viajes o vacaciones. Sin embargo, más recientemente mis lecturas se han centrado especialmente en profundizar los fenómenos planetarios que estamos viviendo: la crisis ambiental, social, sanitaria, hechos que nos llaman a una reflexión profunda.
En particular, el periodo de cuarentena por la pandemia de covid-19 me motivó a reflexionar sobre la ciencia y su rol en nuestra sociedad. En este proceso volví a grandes clásicos como los textos de Thomas Kuhn y Alexandre Koyré, entre otros, y pronto comencé a cruzarme con visiones críticas o incluso hostiles a la ciencia, cosa que, como científico, me generó cierta perplejidad, por no decir molestia. Sin duda, la ciencia es solución, pero también origen de muchos de los problemas que aquejan hoy a nuestra sociedad y profundizar esta contradicción me pareció interesante. Leí textos de Pedro Morandé y Gastón Soublette, académicos de nuestra universidad. Transité por Martin Heidegger y otros filósofos y cada lectura llamaba a otra cada vez más dura en su crítica de la ciencia. En este camino uno de los libros que más me marcaron fue Staying alive: Women, ecology and survival in India, de la física y activista Vandana Shiva, traducido en español como: Abrazar la vida: Mujer, ecología y desarrollo en India, de 1988. La autora es una activista medioambiental y de ese contexto surge su reflexión centrada en la crítica a
la explotación descontrolada de los recursos naturales del planeta que, en contra de toda lógica, está poniendo en riesgo la misma supervivencia de los seres humanos. Vandana Shiva considera la ciencia, la tecnología, el crecimiento económico, la mismísima idea de desarrollo y el modelo patriarcal como elementos de un sistema de agresión al planeta cuyos efectos son nefastos y que la autora contrasta con las culturas tradicionales, particularmente la cultura india, con referencia a sus prácticas, tradiciones y sabiduría. Recuerdo, por ejemplo, las páginas que se refieren a la conservación del agua, problema de gran actualidad hoy en Chile. La tradición india considera sagrados los ríos y las forestas; la autora describe, en cambio, los estragos producto de las intervenciones tecnológicas, en principio orientadas a optimizar el uso de los recursos, pero en la realidad incapaces de entender y respetar los equilibrios delicados de la naturaleza.
Vandana Shiva argumenta con rigor, cita fuentes y estudios internacionales. Encontré esta lectura extremadamente enriquecedora. Como científico, como europeo e incluso como hombre, me sentí cuestionado y desafiado por las ideas de la publicación. La lectura me sacó a la fuerza de mi visión sobre la ciencia, llamándome a reflexionar profundamente sobre la importancia de considerar y entender un punto de vista distinto o incluso opuesto. El texto cumplió con la función más importante de un libro: me hizo pensar.