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  • Revista Nº 174
  • Por Ignacio Sánchez Díaz

Especial

Chile, 50 años después

En este nuevo número de Revista Universitaria abordamos un tema crucial para el presente y futuro del país, como es el cambio que ha experimentado nuestra sociedad en estos 50 años y la conmemoración del quiebre de la democracia en nuestro país. Para hacerlo y analizar el desarrollo de nuestra cultura democrática, junto a la mirada de profesores, profesionales y artistas de nuestro país, algunos intelectuales de diferentes lugares de Iberoamérica nos entregan su visión, a fin de lograr un análisis más amplio y global. Esto es muy relevante, ya que hemos constatado en los últimos meses mayor intolerancia en nuestra convivencia, un debate áspero y polarizado, que nos hace encerrarnos en nuestras propias ideas y no conduce a buscar caminos de diálogo y acuerdos.

En mi opinión, para entender las causas del quiebre democrático resulta esencial analizar en detalle la situación política reinante previo al Golpe de Estado, particularmente durante el gobierno de la Unidad Popular. En esa época, hubo una gran inestabilidad política y social, falta de gobernabilidad, polarización, actos de violencia de ambos extremos políticos y, en ocasiones, ausencia del estado de derecho. Esto produjo la ruptura del diálogo, la falta de encuentro y de voluntad de consensos, generando finalmente el quiebre de las bases democráticas en Chile. Conocer, revisar y analizar los acontecimientos de la época permiten evaluar lo sucedido para no repetir los errores del pasado.

Se hace necesaria una autocrítica desde todos los sectores, en un tiempo en que desde la Iglesia se ofrecieron caminos de paz y entendimiento, los que se han recordado en estas últimas semanas. Es nuestro deber saber cuidar la democracia para que no vivamos nunca más una situación de este tipo en nuestro país. El Golpe de Estado debió evitarse, nunca debió ocurrir, implementando mecanismos orientados a preservar la democracia y evitando los excesos. Tanto el gobierno como la oposición debieron hacer un mayor esfuerzo por lograr el diálogo. Dada la ausencia de estos acuerdos, el Golpe de Estado sucedió y hoy recordamos el derrumbe de la democracia en Chile y el atropello a los derechos humanos; un hecho que marcó para siempre la vida de muchas personas y sus familias.

Debemos recordar esta fecha con el compromiso de que los hijos e hijas de nuestra tierra y los hijos de sus hijos no vuelvan a vivir hechos tan dolorosos. El Golpe de Estado marcó el inicio de un periodo muy oscuro de nuestra historia, en el que se instaló una dictadura que quebró profundamente las bases de la democracia en Chile. Durante ese tiempo se intervinieron todos los poderes del Estado, incluidas las universidades. Se perdió, también, la libertad de expresión; se atropellaron los derechos humanos, se persiguió a las personas por sus ideas y se presentó con fuerza una acción brutal en nuestro país, como es la situación de los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos. La desaparición de personas produjo una herida que aún sigue abierta, constituyendo así uno de los principales impedimentos para avanzar en una reconciliación con una mirada de futuro. En esta fecha que se conmemora, y siempre, la condena a estos hechos debe ser unánime. Así, su memoria nos debe llevar a que nunca más en Chile se repita la historia.

Por esto, desde la universidad hemos desarrollado el Centro UC para el Diálogo y la Paz, con el objetivo de poder desarrollar actividades de docencia, investigación y compromiso público con la sociedad, que se orienten al desarrollo del encuentro, el diálogo y la propuesta de una instalación de una necesaria y verdadera cultura de la paz. Es que la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado nos debe llevar al interior de la universidad a analizar sus causas y hechos asociados, a condenar las acciones inaceptables que se produjeron en la dictadura y también a avanzar en un consenso respecto de la memoria, la verdad, la justicia, la reparación y, por supuesto, en cuanto a trabajar en comunidad para no repetir los errores y horrores del pasado. En esta dirección hemos trabajado en la UC durante todo este año y, con esta mirada, queremos seguir aportando desde toda la comunidad universitaria.

Esperamos sinceramente que las diferentes miradas, entrevistas y planteamientos que se expresan en este número de Revista Universitaria, en una fecha tan importante para nuestro país, sean un aporte para la construcción del necesario diálogo y encuentro respetuoso y de futuro que nuestra ciudadanía requiere y demanda. Es lo que se espera, de manera particular, de las universidades.

Agradecimientos: Fundación Roser Bru, Creaimagen, Facultad de Artes de la UC, Patricia Novoa, Ediciones UC, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

Reconocimiento a los artistas: Martín Eluchans, Alfredo Jaar y Christiane Pooley.