• Revista Nº 168
  • Por Jeanne Lafortune y José Tessada
  • Fotografías REUTERS

Especial

Migración: transitar a un futuro más próspero

¿Qué motiva la migración económica? La respuesta está en las brechas de ingreso y calidad de vida entre países pobres y ricos, que son muy importantes. La razón entre el PIB per cápita de naciones clasificadas como de “alto ingreso” por el Banco Mundial versus las de “medio” y “bajo ingreso” es mayor a diez y no se ha reducido en las últimas décadas. Diferencias tan marcadas entre distintas naciones anticipan que los flujos migratorios no disminuirán o, al menos, los incentivos a hacerlo seguirán presentes.

La migración se ha transformado en un tema candente en nuestro país y el mundo. Caravanas de migrantes caminando hacia una frontera; acampando mientras esperan una respuesta a peticiones de asilo; navegando en embarcaciones precarias rumbo al país de destino son imágenes recurrentes en la prensa internacional en la última década. Incluso vemos naciones que apoyan a migrantes en su paso para así evitar que se queden dentro de sus fronteras y traspasar las presiones a otros.  Pero ¿cuál es la situación mundial de la migración de hoy? ¿Qué podemos aprender del pasado?

¿POR QUÉ MIGRAR?

Según la Oficina Internacional para las Migraciones (OIM), el año 2020 habían 280.598.105 migrantes, lo que equivale a un 3,6% de la población mundial, versus un 2,8% en 2000 y un 2,3% en el año 1970. Mientras la retórica popular enfatiza la migración “humanitaria”, con conmovedoras imágenes de desplazados y refugiados, la mayor parte de los traslados internacionales están motivados por razones económicas y una búsqueda de mejores oportunidades de vida. También ocurren por presiones políticas, guerras y potenciales crisis climáticas (como está ocurriendo en Chile).

¿Qué motiva este desplazamiento por razones económicas? Las brechas de ingreso y calidad de vida entre países pobres y ricos son muy importantes (Mayda, A.M.; 2010). La razón entre el PIB per cápita de países clasificados como de “alto ingreso” por el Banco Mundial versus los de “medio ingreso” y “bajo ingreso” es mayor a 10 y no se ha reducido en las últimas décadas. Mientras que se podría pensar que mucha de esta diferencia se debe al tipo de ocupación que se realiza, el investigador de la Universidad de Princeton Orley Ashenfelter (2012) demuestra que, incluso, entre los trabajadores de la cadena de comida rápida McDonald’s se ven desigualdades de una magnitud mayor a 10 entre distintos países.

Así, la ganancia potencial de migrar es importante. La evidencia actual sugiere que una persona puede incrementar de manera sustancial sus ganancias cambiando su locación, aunque menos que el diferencial de sueldos promedios entre origen y destino. Por ejemplo, estimaciones señalan que los inmigrantes de Tonga que se ubican en Nueva Zelandia incrementan su salario en más de un 200%, por al menos 10 años después de su llegada (Gibson, J.; McKenzie, D.; Rohorua, H. y Stillman, S.; 2018). Diferencias en salarios tan marcadas entre distintos países anticipan que los flujos migratorios no disminuirán o al menos los incentivos a hacerlo seguirán presentes.

Paradójicamente, eso significa que medidas proteccionistas que tratan de garantizar que los sueldos de los trabajadores de países ricos sean menos afectados por la competencia internacional fomentarán más migración internacional. También implica que el crecimiento dispar entre países en una misma región puede llevar a un aumento de flujos migratorios, tal como lo hemos experimentado en Chile en las últimas décadas.

Caravana migrante

Caravana migrante

En la imagen, personas cruzan una valla en la frontera de Tijuana con San Diego, en 2018. Ellos eran parte de los cientos de inmigrantes provenientes de Centroamérica que intentaban llegar a Estados Unidos a través de México.

EN BUSCA DEL OASIS

En diversas naciones la situación social y económica es compleja por la existencia de violencia o malos servicios (como educación, salud, etc.), entonces aumenta la necesidad de encontrar mejores condiciones y calidad de vida en países de mayores ingresos. Posteriormente, hay una migración por una reunificación familiar en el país de destino, pero es bastante común que la familia y el hogar terminen divididos entre dos países o que se produzcan situaciones de retorno o procesos de migración circular (que la misma persona vaya y venga con cierta periodicidad entre el lugar de origen y el de destino).

El tamaño de la población migrante nos da una idea acerca de los factores que han influenciado procesos migratorios pasados. Según la OIM, entre los países con mayor cantidad de personas en tránsito se encuentran naciones con niveles de ingreso alto o medio-alto como Estados Unidos, Alemania y Arabia Saudita, entre otros, o algunos que están cerca de zonas en conflicto como Turquía. La misma idea se observa cuando vemos que la proporción de migrantes en los países de la OCDE el año 2020 fue de 14 por ciento (International Migration Outlook, 2021). Según la misma fuente, un 8 por ciento de la población en Chile es migrante, por debajo del promedio de la OCDE. Sin embargo, se reconoce que se ha experimentado un crecimiento importante en este indicador, cuadriplicándolo en 10 años.

En los principales países de origen, como India, México, Rusia, China, Siria, Bangladesh y Venezuela, vemos unos de ingreso medio o medio-bajo y otros que han experimentado episodios de disrupción. No es de extrañar que no tengamos dentro de las principales naciones de origen a lugares de ingresos bajos, por cuanto emigrar es un proceso costoso. Al año 2020, los principales pares origen-destino, definidos como total de población migrante, eran México-Estados Unidos, Siria-Turquía, India-Emiratos Árabes Unidos y el par Rusia-Ucrania (que se ha visibilizado aún más con la reciente guerra).

En nuestro continente los stocks migratorios ocurren principalmente por motivos económicos en personas que buscan una mejor calidad de vida, mayor seguridad (como en Centroamérica) y por situaciones de crisis (como en Venezuela o Haití). Estos traslados son otra fuente determinante del destino de flujos posteriores de personas (para reunirse con familiares), lo que también abre el desafío de ofrecer vías oficiales para ellas si esta circulación de individuos se materializa posteriormente.

A la deriva

A la deriva

Cientos de refugiados y migrantes a bordo de una nave pesquera antes de ser rescatados por la Armada italiana en junio de 2014 como parte de la operación Mare Nostrum.

UN APRENDIZAJE HISTÓRICO

Una mirada histórica nos permite poner los flujos internacionales en perspectiva y dar una visión más amplia. De esa experiencia queremos plantear dos lecciones importantes para el presente.

La primera se refiere a la idea de que en la actualidad existe una circulación de personas como nunca antes. Sin embargo, durante la “Era de la migración masiva” (Age of mass migration), de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, también observamos grandes flujos migratorios como proporción de la población (este período se refiere al traslado de personas desde Europa hacia América, principalmente América del Norte, pero también a naciones de América del Sur, como Argentina. Es un fenómeno básicamente de la zona atlántica y que involucró distintas etapas y también diversos perfiles migratorios). Así, varios países de América y de Oceanía tuvieron entre un 15 y un 20 por ciento de su población nacida en otro país, números que observamos solo en algunos lugares actualmente. Entonces, no es imposible que países de mayor riqueza absorban más migrantes hoy, ni que algunos se encuentren en situaciones no vistas anteriormente. Desafortunadamente, la reacción interna en ambos períodos no es muy disímil, centrándose en los “efectos negativos” de quienes arriban con menor nivel educacional o que son percibidos como competencia por empleos.

La segunda lección es que las barreras legales a la migración son un límite relevante a flujos internacionales. A fines del siglo XIX, varios países tenían restricciones menores que obstaculizaban la entrada de migrantes. Así, por ejemplo, solamente en 1917 Estados Unidos impuso un examen de alfabetismo a los migrantes (literacy test) y en la década de 1920 impuso cuotas que terminaron con esta era de grandes flujos. Otros países de América ofrecieron beneficios o desarrollaron programas de atracción a migrantes (como los esfuerzos realizados en el sur de Chile a partir de la segunda mitad del siglo XIX). Eso es muy diferente de la realidad actual, donde las barreras a la migración legal entre países son numerosas. Tampoco significa que todos emigraban porque el costo de transporte era alto y hay evidencia de que una fracción de los más pobres en Europa no pudieron salir por eso (Covarrubias, M.; Lafortune, J.; y Tessada, J.; 2015). Pero también, los autores Abramitzky, Boustan y Eriksson (2012) muestran que la selección de migrantes en ese momento era más orientada a los más pobres de los países, mientras que hoy se ve una migración más selectiva en términos positivos, probablemente por las restricciones legales existentes.

Caminata sobre el agua

Caminata sobre el agua

Migrantes procedentes de Haití esperan en el río Bravo para cruzar rumbo a Estados Unidos, en Ciudad Acuña, estado de Coahuila (México).

LOS EFECTOS EN EL MERCADO LABORAL

No podemos comprender la dinámica de la migración y el desafío futuro sin tener una noción de cómo esta afecta al mercado laboral en los países de destino. Existe una amplia evidencia de las consecuencias en muchas otras variables: segregación residencial, violencia, innovación, crecimiento, recaudación y gasto fiscal, educación, entre otros ámbitos.

La visión inicial de la migración y el mercado laboral de los países de destino apuntaba a un mecanismo simple: a una mayor llegada de trabajadores los salarios debían bajar, por cuanto la demanda por trabajo estaba fija. Eventualmente el efecto de largo plazo podría ser de menor magnitud, si se producía un ajuste en la escala de producción a través de mayor inversión en capital u otros factores.

La evidencia empírica en este sentido fue mixta, encontrando algunos resultados en la dirección esperada, pero también se han comprobado efectos nulos, esto es, que los salarios no respondían a los influjos migratorios. Esto efectivamente impulsó un estudio en mayor detalle que también permitió entender otros elementos importantes para comprender el mercado laboral. La evidencia actual apunta a que el efecto promedio de la llegada de inmigrantes a un lugar en los salarios es bajo o nulo, aunque ciertos grupos pueden perder mientras otros podrían ganar. Dicho de otra manera, la migración genera efectos a lo largo de la distribución de salarios, pero no necesariamente en el valor promedio de estos. Los más afectados son los grupos que desempeñan ocupaciones o tienen habilidades similares a las de los migrantes.

 

Paso cortado. Un migrante de América Central se sienta en una carretera frente a policías guatemaltecos, después de que las autoridades de ese país bloquearan una caravana de migrantes, cerca de la frontera con Honduras en las afueras de Puerto Barrios, Guatemala, 16 de enero de 2022.

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