• Revista Nº 175
  • Por María Isabel Lara Millapán

Chilenos todos

Nor mongen, vivir en equilibrio

En el mundo mapuche, los valores se construyen desde la noción del che (persona) en equilibrio con la mapu (tierra) y el territorio, junto a nuestro idioma, el mapudungun. Creemos en el dungu (la palabra) y su cumplimiento, que resguardará nuestra dignidad, pues esta se vincula con el nor dungu, la verdad y la rectitud.

Una de las principales causas del desequilibrio en el pueblo mapuche ha sido la larga historia de asimilación cultural, lingüística y la pérdida de gran parte de su territorio ancestral, llegando hoy a vivir en espacios reducidos y maltratados por la destrucción de la naturaleza. Este punto continúa vigente y se conecta plenamente con nuestra salud. Se está bien cuando tanto nuestro cuerpo como nuestra mente y espíritu están en armonía. Desde el contexto de la salud mapuche, se enferma el püllü, es decir, el espíritu. A ello se atribuyen los estados de tristeza, de ansiedad o muchas veces de pánico. Estos se albergan en algún lugar del cuerpo como el corazón o la cabeza. Son recurrentes aquí los wedake pewma o malos sueños, las pesadillas, el decaimiento, la falta de newen o de valor para afrontar la vida cotidiana. Todo este malestar no solamente habita en el ser individual, sino también familiar, pues desde la visión mapuche, la salud es colectiva, así como su tratamiento.

Entonces el desequilibrio tiene mucho que ver también con el espacio donde habitamos: la tierra sin agua, sin árboles nativos, que produce solo con la intervención química, va acarreando malestares diversos. El exceso de urbanidad por sobre la mapu nos distancia. Kutranüngey ta waria, (la ciudad nos enferma), escuchamos decir especialmente a quienes viven más conectados con la naturaleza. Entonces, de algún modo somos llamados a volver a la mapu (la tierra) para sanar. Además, todas las plantas medicinales se encuentran allí, a la orilla de los ríos, en los cerros, en los bosques, donde se precisa ir a buscarlos y esta misma búsqueda es ya parte del proceso de sanación.

Nuestros reñma (la familia), nuestro lofche cuando corresponde, nos devuelven la mirada colectiva territorial y colaborativa, pues por la sola pertenencia a una misma cultura nos llamamos lamngen (hermanos) y frente a la adversidad aparece el kelluwun (la colaboración).

Desde nuestra perspectiva, las faltas a los principios culturales se resuelven a través del nütram y ngülam, las conversaciones y las orientaciones. Así al menos fue y debería ser, aunque no desconocemos las intervenciones externas como el poder y la competitividad imperante en esta sociedad actual, que terminan por crear brechas en la construcción de nuestra identidad como pueblo. Aún hace falta caminar mucho para alcanzar contemplaciones más horizontales, traspasar las barreras de los prejuicios y estereotipos tan instalados históricamente y que solamente ampliando las comprensiones de mundos podríamos sanar. Este trato horizontal implica reconocernos como iguales, muy lejos de la dominación. Tampoco significa integrar, sino que caminar juntos aprendiendo unos de otros. Los mapuche, por ejemplo, ya aprendimos los códigos, los tiempos, el idioma y tanto más de la otredad, sin olvidar la propia identidad, pero aún extrañamos la reciprocidad o el camino de retorno.

 

Fotografía Secretaría General de Gobierno. Flickr.

CUMPLIR LA PALABRA

Nuestro paradigma se construye desde la noción del che (persona) en equilibrio con la mapu (tierra) y el territorio, junto a nuestro idioma, el mapudungun. Existen principios que rigen nuestra vida como mapuche.

Estos emergen desde el ser, küme che (ser una persona de bien), nor che (ser una persona noble), kim che (ser una persona sabia).

Este último principio está caracterizado en nuestros füchakeche, ancianos y ancianas, quienes son poseedores de kimün (saberes). Creemos en el dungu (la palabra), el cumplimiento de ella, que resguardará nuestra dignidad, pues esta se vincula con el nor dungu (la verdad y la rectitud). Así también existe el feyentun, que corresponde a la capacidad de escuchar y de creer en lo que sucede en este espacio tangible e intangible en que vivimos. Desde la concepción cultural y espiritual mapuche, no solo existe un plano concreto, visible, sino también una conexión con dimensiones más trascendentes que los y las machi (los sabios y las sabias de la salud) tienen la capacidad de comunicar.

El dungu podría instalarse en el concepto de la ética. Desde esta se deriva el concepto wül dungun, dar la palabra, entregar la palabra, comunicar con la palabra lo asignado, la cual tiene que ser verdadera y cumplida. El feyentun se relaciona con nuestras creencias, que en nuestra cultura reafirman nuestra identidad, creer en la palabra de los mayores y en la tierra desde una construcción holística. Nuestros mayores y kimche (personas sabias tales como machi y longko, que al mismo tiempo son autoridades tradicionales), cumplen esta misión de entregarnos orientaciones para vivir lo más plenamente posible en un mundo tantas veces transgredido por el deseo de dominación y el extractivismo.

EL PARADIGMA MAPUCHE

Para reflexionar sobre esta temática, el poema “Con el tiempo” habla de lo que siempre hemos podido ser, que a veces olvidamos, y el poema “Te reconozco” trata sobre visualizarnos cuando transitamos juntos.

Con el tiempo

Con el tiempo dejé de decir que pertenecía a un pueblo herido

y empecé a recordar que mi sangre se levantaba por mi tierra.

Con el tiempo dejé de llorar la ausencia de la sabiduría antigua

y empecé a recordar que vivía en mí y que venía en cada pewma.

Con el tiempo dejé de decir que ya no hablaban mi lengua

y recordé que podía aprenderla hablando con mis hermanos.

Con el tiempo dejé de mirar desde lejos mi tierra

y recordé que podía tocar su raíz.

Con el tiempo dejé de querer parecerme a otros

y recordé quién soy y mis abuelos/as

se levantaron en mi espíritu.

Rupachi antü mew

Rupachi antü mew feypiwelan ñi mülen kiñe

allfen tuwun mew, fey rakiduamün tañi

mollfün witray tañi mapu mew.

Rupachi antü mew ngümawelan

mülenunmew tañi kuyfi kimün

Fey rakiduamün ñi küpaken rangi

pewma mew.

Rupachi antü mew feypiwelan, tañi

mapudungunun tañi pu che

Fey rakiduamün, fantepu pepi adümafun

nütramkali tañi pu lamngen engün.

Rupachi antü mew feypiwelan kake che

reke ngean,

Fey mew rakiduamun tañi ini ngen inche,

Fey tañi pu chuchu, tañi pu laku, witray

tañi püllü mew.

 

 

Te reconozco

Te reconozco cuando le pides permiso al río

Te reconozco cuando contemplas a los árboles antiguos

Tú sabes que están vivos.

Te reconozco en tu calma, en tu silencio

En la fuerza de tu espíritu

Te reconozco en el tayül cubriendo tu rostro

Para viajar a la tierra de arriba a hablar con los antiguos.

Te reconozco en la luna nueva y la luna llena

Tú sabes que en esa luna Se reestablece el equilibrio

Te reconozco en el pillamtu

al amanecer

Sabes que así se llama un buen día. Te reconozco en los pewma

En las visiones En los latidos Te reconozco

Así es nuestra vida como mapuche.

 

Kimtukueyu

Kimtukueyu chumechi tami llamkefiel

ta lewfu

Kimtukueyu chumechi tami lelikefiel

kuyfike aliwen

Eymi kimimi tami mongelen engün

Kimtukueyu tami ñochi che ngenmew

Tami newen püllü ngen mew

Kimtukueyu tayül mew

Kimtukueyu tami winol kallfu münü

lonko mew

Dewma amuymi nütramkayal wenu

mapu mew pu kuyfkike che engün.

We küyen mew, ka apon küyen mew

Eymi kimimi, femechi küyen mew

tremolngeketuy ta che

Kimtukueyu pillamtun mew wünmachi

antü mew

Eymi kimimi femechi tañi küme

amuleam antü

Pelom mew kimtukueyu

Pewma mew kimtukueyu

Eymi kimimi, femechi tañi pürapaken ta

dungun

Mapu tañi dungun mew

Tañi witan mew

Kimtukueyu

Femechi felelu kay taiñ mapuche

mongen.

Sabiduría ancestral. Nuestros mayores y kimche (personas sabias tales como machi y longko, que al mismo tiempo son autoridades tradicionales) cumplen la misión de entregarnos orientaciones para vivir lo más plenamente posible en un mundo tantas veces transgredido por el deseo de dominación y el extractivismo.