Pacto mundial de jóvenes contra el cambio climático
El cambio climático es un problema ético y político global. Esto compromete a la propia emergencia de la vida y al mundo en que habitamos. Bajo muchos aspectos han sido los jóvenes quienes han tomado el protagonismo y la crítica al modo de producción y tipo de vida que han desarrollado las generaciones anteriores. ellos, sus profesores, académicos e investigadores tienen la gran oportunidad de colaborar mancomunadamente en un proyecto que siente las bases de un mundo más humano y sostenible.
Más de 20 países de los cinco continentes integran el Pacto Mundial de Jóvenes por el clima, un proyecto internacional que se inició en la Cop21. este cuenta con el patrocinio de la Universidad Católica, a través de la Facultad de Educación, y es apoyado por Conicyt (representada por su programa explora) y el Ministerio de Educación.
Durante la primera fase del proyecto (2015-2017), el objetivo central fue la participación de los jóvenes en la discusión del futuro del planeta. esto con el objetivo de fortalecer el ejercicio de una ciudadanía responsable, en términos de desarrollar una reflexión conjunta y generar propuestas de trabajo desde los propios liceos y comunidades escolares.
La tarea fue responder a la formulación de nuestro primer objetivo, que consiste en contribuir al desarrollo de un espíritu ciudadano en los escolares participantes, a través de la elaboración de iniciativas que aporten en la toma de decisiones en las conferencias sobre el clima realizadas hasta ahora.
En un segundo momento, 2018 a la fecha, se trabajó por crear conciencia sobre esta problemática, motivando a las nuevas generaciones a construir una mentalidad ecológica y social y que, al mismo tiempo, sea capaz de exponer sus puntos de vista sobre la urgencia de los aspectos relacionados con el cambio climático y, en general, con el medioambiente. la misión consiste en desarrollar con las comunidades educativas cuerpos de conocimiento contextualizado, a través de experiencias pedagógicas significativas en esta materia (Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales; Centro Edgar Morin).
La reforma del pensamiento
La teoría de la acción pedagógica del proyecto Pacto Mundial de Jóvenes por el clima no es “simple”. antes que los conceptos y las definiciones de algunos modelos de “buenas prácticas”, está la decisión de transformar el conocimiento que se aprende en una acción comunitaria de saber.
A fines de los años 80 y, a propósito de una reforma educacional en Francia, la Unesco le pidió al filósofo y sociólogo de esa nación Edgar Morin directrices para un cambio. Morin plasmó en el texto Los siete saberes necesarios para la educación del futuro los lineamientos metaprogramáticos de la estructura de una “reforma del pensamiento”, requerida en el tiempo presente.
La idea de poner esto en marcha significa relevar los saberes vinculados a la experiencia de los estudiantes, de los profesores y también de la comunidad, como elementos de juicio (discernimiento) para la construcción de significado de aquello que se enseña y, sobre todo, de lo que se aprende.
A diferencia del ejercicio de “integración” entre teoría y praxis que hacen, por ejemplo, las llamadas “prácticas generativas” (Müller M., 2016), el punto de partida es producir una experiencia de saber. Desde la perspectiva de las “teorías generativas” no hay una distinción real entre teoría y práctica. esto supone afirmar que enseñar y aprender son parte de una misma configuración de conocimiento y, por tanto, de una red compleja de saberes que no son necesariamente disciplinares (Condeza, A., & Flores, l.M, 2019).
La “reforma del pensamiento” no es, por ende, una modificación de la malla curricular, sino que se refiere a la posición que cada cual juega e interpreta en la red de significados de un conocimiento determinado.
Las preguntas y los problemas siempre son más importantes que las respuestas. además, como lo decisivo no es obtener un solo resultado “simple”, en este caso, sino más bien acompañar el proceso global de la “resolución de un problema”, incluir el error es parte fundamental de la estrategia para el aprendizaje.
Nuestros “olvidos civilizatorios”
El modelo de la complejidad no se resuelve desde un único marco teórico y, por esta razón, no es un “ismo” del tipo pragmatismo, constructivismo u otro. En la apertura a otras fuentes a la estrictamente epistemológica es relevante destacar los trabajos de John R. Ehrenfeld y la encíclica Laudato si’, del Papa Francisco.
En ambos casos encontramos una reformulación paradigmática a nuestro “modo humano de ser en el mundo” y a la forma de habitar en la “casa común”: el planeta tierra. En estas fuentes se destaca que el tratamiento del problema del medioambiente y el cambio climático no solo es algo técnico, sino especialmente, un problema humano, social y político.
John R. Ehrenfeld, un biólogo que representa la cultura científica, reformula la noción de sostenibilidad en los siguientes términos: “comienzo con una nueva y distintiva definición de sostenibilidad. La posibilidad de que la vida humana y de otra índole florezca en el planeta para siempre. Florecer es la clave para una visión de un futuro sostenible” (Ehrenfeld, J.R., 2008).
Es relevante la noción de florecimiento, que en el idioma francés es más explícita. en el caso de la vida humana, esta supone, además de una campaña de reciclaje y de sellos en los productos alimenticios, una toma de conciencia de nuestros “olvidos civilizatorios” que, como decía Heidegger, corresponde a un olvido profundo del ser.
Este “olvido”, sostiene Ehrenfeld, tiene tres niveles: lo humano, que surge de nuestro sentido (perdido) de lo que es ser un “ser humano” y corresponde a lo que algunos filósofos (Ricoeur, Levinas) formularon como el “olvido del otro”. En segundo lugar, se encuentra el dominio de “lo natural”, que surge de la pérdida de sentido de nuestro lugar en el mundo original. Esta categoría es concordante con la falsa postura racionalista de oponer al hombre y a la naturaleza, o de tratar a la naturaleza como un objeto separado.
Finalmente, está la dimensión ética que, evidentemente, incluye a los peldaños precedentes y que “surge de nuestro sentido (perdido) de responsabilidad por nuestras acciones y nuestras relaciones con los demás” (Ehrenfeld, J.E., 2008). Ahora bien, en términos análogos, el Papa Francisco reformula la comprensión de nosotros desde el sentido del habitar (ser) en el mundo, llamando a un cambio de modelo en la formación: “la educación será ineficaz y sus esfuerzos estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza” (Papa Francisco, encíclica Laudato Si’).
Este nuevo paradigma supone una reformulación de la idea habitual de naturaleza, de planeta, de ciencia y, evidentemente, de ser humano. la casa común es el llamado y la exigencia de un imperativo ético.
Es así entonces que la ética, más que un conjunto de normas a cumplir, desde un punto de vista heterónomo, es una dimensión propiamente humana. Esta se estructura desde, al menos, dos principios fundamentales: la afirmación de sentido y, por otra parte, la enunciación como seres humanos de reconocimiento hacia la vida misma y al “otro” como un legítimo “otro” (Marquet, P., Flores, l.M., Castilla J.C, 2016).
Este es el tenor desde donde situamos el proyecto pedagógico del pacto mundial de jóvenes, que significa la elaboración de una praxis transformadora de la educación en sus engranajes, sobre la base del aprendizaje, la enseñanza, el conocimiento, y los saberes vinculados al sentido de la propia experiencia vital y comunitaria de los estudiantes.
El método: el camino y el recorrido son lo mismo
Descartes concebía al método como un discurso que, sin embargo, tenía momentos “analíticos” y fases en la acción del conocimiento. En nuestro caso, el método es una acción en donde el principio y el fin son lo mismo. Sin embargo, lo que es lo mismo no es igual, ya que no es la identidad de un proceso cerrado lo que lo define. Es necesario, cada vez, enfrentar la incertidumbre de un camino que literalmente “se hace al andar”. No es, por lo tanto, la metodología la que rige al problema, sino que es este el que estructura al método, y es el que recíprocamente organiza su condición de posibilidad.
En rigor, no hay una metodología, sino una estrategia que comprende varias acciones, que pueden ser desde los focus group, hasta los seminarios realizados en conjunto entre los científicos que apoyan el proyecto, pero también con los propios estudiantes, quienes presentan sus estados de avance y sus propuestas.
Los alumnos también vienen a los laboratorios de la universidad, y los científicos conocen los liceos regionales y se hace un trabajo conjunto de “divulgación”, que pretende generar en la comunidad una “conciencia ciudadana”. Este trabajo excede a los liceos participantes del proyecto y abarca a todos los actores de la comunidad educativa, incluidas también las autoridades regionales y políticas de los gobiernos en cada país.
Se trabajó originalmente en cuatro regiones. El criterio de selección fue: liceos municipales, periféricos en su región, ciudad o localidad. La mayoría de ellos presentan un bajo nivel en las pruebas estandarizadas como Simce y PSU. La excelencia descansa en otros indicadores del sistema, tales como un buen clima escolar y altos estándares de inclusión social (generalmente abiertos a la comunidad).
Hay liceos técnicos, otros agrícolas y polivalentes. aunque la recepción mayor es en los establecimientos regionales, en la RM las comunas de Peñalolén, Lo Prado y Santiago se han destacado en su participación y compromiso.
Activistas belgas traen su mensaje de cambio
Tal como la reconocida Greta Thunberg e inspiradas en su mensaje, en diciembre también visitarán el país las jóvenes activistas belgas Anuna De Wever (18) y Adélaïde Charlier (18). Ellas son líderes del movimiento Youth for Climate y han sido fundamentales en la relevancia mundial que esta iniciativa ha adquirido. Ambas decidieron viajar en barco a la COP25, para exigir medidas concretas contra el cambio climático. El Pacto Mundial de Jóvenes por el Clima las invitó a actividades del proyecto, por lo que visitarán también el campus San Joaquín de la UC.
Una pedagogía virtuosa
Las actividades, que insistimos en denominar acciones, se realizan desde hace cuatro años. Los liceos participantes, además de los logros específicos relativos al proyecto, han conseguido “exportar” el método del mismo a sus habituales prácticas pedagógicas.
Las consecuencias de esta “pedagogía virtuosa” son varias. La más relevante es que el conjunto de los estudiantes logra expresar sus ideas en público y son capaces de formular y resolver problemas de forma estratégica con sus pares, con sus profesores (no todos del área de ciencias) y con el apoyo permanente de los científicos de la UC.
El Pacto Mundial de Jóvenes por el clima ya se ha instalado y avanza en la construcción de un programa nacional de educación ambiental para los estudiantes de enseñanza básica y media del país. No hay duda de que el método de trabajo y, sobre todo, el de aprendizaje, es transferible a situaciones y regiones extremas, Y no es por azar que hemos elegido liceos y localidades que atraviesan hoy por serias dificultades ambientales provocadas por el cambio climático, como es el caso de Putre, Chincolco y Chiloé.
Este año, Chile recibe la COP25 y este proyecto será el anfitrión de la participación de los jóvenes en el lanzamiento de la “Primera conferencia Mundial de Jóvenes por las negociaciones del cambio climático” en la UC, con la colaboración del Congreso Futuro del Senado de chile.
El Papa Francisco nos llama a una conversión ecológica, pues este no es asunto de una sola religión, sino un problema ético y político global.
Los jóvenes y los académicos de la universidad tenemos la gran oportunidad de colaborar mancomunadamente, en un proyecto concreto de desarrollo ético, nutriendo como hasta ahora las bases para un mundo más humano y sostenible.
PARA LEER MÁS
Müller M., “Percepción de estudiantes de pedagogía en relación a las oportunidades para el desarrollo de prácticas generativas en su formación”. Estudios Pedagógicos, 2016, XLII, n° 4: 145-163.
Condeza A. y Flores L.M., “Configurations and Meanings of environmental Knowledge: transitions from the subjective experience of students towards the intersubjective experience of us”. Sustainability, MDPI, Open Access Journal, vol. 11, pages 1-17, may, 2019.
Ehrenfeld, J.R., Sustainability by design. A subversive strategy for transforming our consumer culture. 2008.
Marquet P., Flores L.M., Castilla, J.C. “Educación y ambiente, a la luz de la encíclica Laudato si’”. en: Sánchez I., editor. Ideas en educación, reflexiones y propuestas desde la UC. Santiago, Chile: Ediciones UC; 2016. P. 605-622.
Morin, E. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Editorial Paidós ibérica, 2011