punta de una pluma para escribir punta de una pluma para escribir
  • Revista Nº 163
  • Por Valentina Rosas

Especial

Tenemos que Hablar de Chile

La llegada de marzo nos recuerda que no hay plazo ni promesa que no se cumpla. Durante este año se realizarán las elecciones de las y los constituyentes a cargo de redactar una nueva Constitución Política, por lo que cabe preguntarse cuál es el rol de la ciudadanía y de la comunidad universitaria. Y la respuesta no se agota en puramente ejercer el derecho a voto, dado que el proceso constituyente no se inicia ni termina con esa inédita elección.

En medio de una importante crisis social y política, en 2019 fuimos testigos de múltiples cabildos y encuentros vecinales, señal de una fuerte disposición al diálogo no solo para discutir sobre una nueva Constitución, sino también para compartir nuestros sueños para el país. Con esa inquietud, la plataforma de conversaciones y participación ciudadana Tenemos que Hablar de Chile –impulsada por la UC y la U. de Chile– propició durante 2020 miles de diálogos virtuales entre personas desconocidas y realidades muy diferentes entre sí, abarcando, literalmente, a todas las comunas del país. Como lo mencionó el rector Ignacio Sánchez en su columna de apertura del proyecto: “Nuestras miradas sobre la sociedad son mucho más diversas de lo que creemos. Chile surge de estas miles de conversaciones como una comunidad muy heterogénea en nuestros orígenes, experiencias de vida, costumbres, preferencias políticas y visiones sobre nuestra sociedad”.

El objetivo era construir una hoja de ruta para el Chile de las próximas décadas, considerando las inquietudes y anhelos de las personas. Luego de ocho meses de trabajo, en plena pandemia pudimos observar seis grandes hallazgos que, esperamos, sirvan de insumo para el diseño de mejores políticas públicas y den cuenta del interés que existe por conversar acerca de temas que nos involucran a todos y a todas.

logo de Tenemos que hablar de Chile

Estos primeros resultados – que ya han sido compartidos con los participantes, sociedad civil y Gobierno–  (ver acá) nos hablan de una ciudadanía diversa, participantes con realidades, proyectos de vida, visiones y orígenes distintos. En la mirada de ellos, esa diferencia enriquece el diálogo sobre el país, como lo señaló el rector Sánchez: “La diversidad no es un problema, sino una gran fuente de riqueza, lo que comprenden las miles de personas con las que hemos conversado. No es fácil procesar esas diferencias. Muchas veces surgen conflictos, y así lo hemos experimentado en el proceso, pero eso no quiere decir que nuestras diferencias deban convertirse en divisiones”.

Esa conversación muchas veces se ve impactada por el peso de lo cotidiano. Las personas declaran sentir incertidumbre e inseguridad, pero la conversación sobre el futuro del país es fundamentalmente esperanzada. Este sentimiento se basa, según la ciudadanía, en un anhelo de cambio, que se ve reflejado en la nueva Constitución y también en la educación como herramienta de desarrollo que mejore la manera en cómo nos tratamos entre nosotros.

Los participantes, además, ven en la nueva Constitución la posibilidad de transformar el Estado y la política. Es la oportunidad de lograr un verdadero reseteo para un Estado que proteja más y una política que esté al servicio de las personas.

A la luz de este proceso de escucha, quizás el lugar de la ciudadanía sea ese: seguir repensando Chile y participar activamente de los cambios que se avecinan. Porque todos y todas podemos contribuir al debate público desde nuestro conocimiento, pero por sobre todo, desde nuestra experiencia de vida, individual y colectiva. Y más aún como comunidad UC, en la que somos invitados a ponernos a disposición del país, con el fin de construir juntos y juntas un mejor lugar para vivir.

En el proceso constituyente no solo se juega la oportunidad de crear una nueva Carta Magna, sino que una oportunidad única para que cada uno y cada una defina de qué manera se hará parte de este momento histórico.