
Adelanto RU #179: Diálogos interculturales en un textil
El Museo Chileno de Arte Precolombino alberga la exposición: “Contactos. Textiles Coloniales de los Andes”. La muestra reúne por primera vez en América Latina una colección de este tipo, con objetos provenientes de diversos museos y colecciones privadas de Perú y Chile. Las piezas tienen la relevancia de haber sido fabricadas en un escenario de interculturalidad y mestizaje. De igual forma, quienes preparamos esta exhibición lo hicimos en un marco de aprendizaje y colaboración.
La vocación intercultural animó desde el comienzo al proyecto que dio vida a la exhibición “Contactos. Textiles coloniales de los Andes”. Esto a pesar de la conciencia de que conseguir los verdaderos cambios que se requieren para lograr la justicia y equidad negada a los pueblos indígenas, rebasa los límites de las intenciones y acciones de un grupo de personas y de la institución museal.
En la actualidad, el museo es un actor fundamental en la conversación ciudadana, porque muchos de ellos han sabido adaptarse a los nuevos paradigmas del ramo y porque en Chile son instituciones depositarias de la confianza que otras entidades han perdido. Se les pide, entre otras cosas, colaborar en procesos de descolonización y diálogo intercultural, dos aproximaciones epistemológicas y procedimentales que están en el corazón de las actividades museales contemporáneas. A través del reconocimiento de las culturas que están detrás de los objetos que los museos resguardan, estos tienen una miríada de alternativas para relevar los aportes de las diversas culturas, así como trabajar directamente con aquellas comunidades que se relacionan con este patrimonio en forma directa o indirecta. Dar voz a los que han estado por siglos silenciados es una de las formas que los museos tienen para revisitar sus historias coloniales y dar poder a aquellos grupos de referencia de los objetos que albergan.
La sabiduría de Nilda Callañaupa
Al mismo tiempo de invitarnos a curar una exposición de textiles coloniales andinos, el museo nos pidió que esta fuera cocurada con algún tejedor o tejedora del mundo andino. Si curar una exposición es una forma de controlar las narrativas, cocurarla es ser parte de las decisiones sobre lo que se dice y no se dice.
No tuvimos duda en invitar a la tejedora quechua Nilda Callañaupa. Ella es tejedora y fundadora del Centro de Textiles Tradicionales del Cusco. Con su experticia y su visión, lleva años a cargo de una institución que rescata las formas tradicionales de producción textil a través de la enseñanza de las técnicas de hilado, tintura, tejido, pero también del estudio de las visualidades e iconografías precolombinas. Nilda conoce, además, los usos que los diversos textiles tenían en épocas pasadas. Su labor es reconocida tanto en el área de Cusco y Chincheros, donde vive y trabaja, así como en todo Perú y en el extranjero. A través de su labor, ha logrado capacitar a muchas mujeres que colaboran con la economía de sus hogares, sacarlas del anonimato y del ambiente machista en que algunas viven, pero también hacerlas sentir parte de un proyecto común y portadoras de una tradición que las define identitariamente.
Nilda es una mujer entusiasta y energética, lo que le ha permitido desarrollar y darle continuidad al centro que dirige. Estas características explican, asimismo, por qué aceptó inmediatamente la invitación a cocurar la exposición del Museo Chileno de Arte Precolombino.
Este proceso comenzó con la puesta en común de los diversos saberes que aportaron los integrantes del equipo curatorial y con los objetos protagonistas –los textiles coloniales– en el centro de la discusión. Los arqueólogos repararon en las características materiales y en los nexos con textiles del mundo precolombino; los historiadores del arte analizaron las iconografías y las formas de composición de los textiles, los historiadores pesquisaron sus usos en el espacio colonial y su importancia en la constitución de subjetividades múltiples en un mundo híbrido y complejo.
Nilda, por su parte, investigó las diversas técnicas, nos alertó sobre la importancia de los colores y nos iluminó con sus hallazgos de coincidencias simbólicas. Al conocer las técnicas que se habían desarrollado en el área andina cusqueña, nos ayudó también a identificar algunas piezas etnográficas. Pero, quizás, lo más relevante del aporte de Nilda es haber comprobado con su labor y su testimonio que, eso que se decía en los libros respecto de la importancia del textil en la tradición andina, seguía siendo una premisa vigente hasta hoy. El textil ha sido y es una puerta para adentrarse en el mundo andino, medio a través del cual sobrevive la cultura de los Andes.
Lo más relevante del aporte de Nilda es haber comprobado con su labor y su testimonio que, eso que se decía en los libros respecto a la importancia del textil en la tradición andina, seguía siendo una premisa vigente hasta hoy. El textil ha sido y es una puerta para adentrarse en el mundo andino, medio a través del cual sobrevive la cultura de los Andes.
Durante muchos meses el equipo se reunió periódicamente vía online para iluminar la interpretación de estos textiles, a la luz de la observación atenta y minuciosa de los objetos, de la bibliografía y de la experticia técnica de Nilda. Este proceso sistemático tuvo un momento cúlmine cuando Nilda vino a Chile y se pudieron visitar colecciones y analizar tapices de características similares a las que veíamos en fotografías y que iban a ser parte de la muestra.
La presencia de Nilda en Chile fue una instancia de aprendizaje mutuo y enriqueció la lectura de los objetos. Esta visita fue seguida de otra a Cusco por parte de la curadora, para conocer in situ la labor del centro y sus interpretaciones contemporáneas de los textiles tradicionales.