doctor revisando la hoja de un paciente covid doctor revisando la hoja de un paciente covid
  • Revista Nº 165
  • Por Guillermo Marshall y Alejandro Jara
  • Fotografía Karina Fuenzalida y César Cortés

Argumento

ICOVID Chile: el Estado y la academia se unen contra el coronavirus

Esta experiencia de la Universidad Católica, la Universidad de Chile y la Universidad de Concepción durante la pandemia, sumada al tiempo y dedicación otorgados por los investigadores e investigadoras, destacan el rol que las universidades cumplen en el país. Este no solamente es formar profesionales, sino también aportar con creación y evidencia científica para solucionar los problemas que enfrenta la sociedad de hoy.

La ciencia ha jugado un rol muy importante en la respuesta mundial a la crisis provocada por la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2.  En ella, el análisis de datos epidemiológicos ha desempeñado un papel sin precedentes, tanto en la comunidad científica como en los tomadores de decisiones y la ciudadanía en general. Al inicio de esta crisis sanitaria, términos como “incidencia” (cantidad de casos nuevos) y el “número de reproducción efectivo” (número esperado de casos secundarios que genera un caso nuevo en un momento del tiempo) rara vez eran escuchados, incluso dentro de la comunidad científica. En la actualidad, estos y otros términos técnicos aparecen en los medios de comunicación al momento de informar sobre el avance del coronavirus y sus variantes, en el país y en el resto del mundo.

En este sentido, la forma en que las naciones han apoyado la toma de decisiones sobre la base de la evidencia científica varía fuertemente dependiendo de la existencia de centros especializados dentro del Estado, tales como los centros para el control y prevención de enfermedades y los ministerios de estadística. En el mundo en vías de desarrollo, estos no existían previo a la pandemia o eran de un tamaño reducido y, por lo tanto, no permitían la generación de evidencia en tiempo real. La colaboración entre el Estado y las universidades locales puede jugar un rol fundamental para ampliar las capacidades, generar la evidencia científica oportuna, apoyar la adopción de resoluciones y enfrentar estas crisis.

Un ejemplo de este tipo de cooperación es ICOVID Chile, una iniciativa integrada por la Universidad Católica, la Universidad de Chile y la Universidad de Concepción, que surge gracias a un convenio de colaboración con los ministerios de Salud y de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. ICOVID Chile tiene como propósito principal generar indicadores clave que representen en tiempo real la evolución de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2. Estos indicadores tienen como objetivo entregar información clara y oportuna a autoridades, medios de comunicación, ciudadanía y comunidad científica para guiar la toma de decisiones relativas a la pandemia del virus SARSCoV-2 y entender su evolución.

 

Recuadro que muestra la metodología utilizada en la plataforma ICOVID Chile

LAS DIMENSIONES DEL VIRUS

A comienzos de la pandemia en Chile, y estando en cuarentena varias comunas del país, un grupo de académicos de diferentes universidades y disciplinas (salud pública, epidemiología, biología, medicina, ingeniería, matemática y estadística) se reunieron para discutir sobre cómo contribuir al manejo del virus SARS-CoV-2 y a mejorar la información disponible para la toma de decisiones de las autoridades políticas y sanitarias. En un ambiente en que reinaba cierta suspicacia sobre las cifras oficiales, se definió como objetivo principal entregar información confiable a la ciudadanía, que permitiese comunicar de forma simple el desarrollo de la crisis sanitaria. En un principio esta colaboración surgió entre la UC y la Universidad de Chile, con el apoyo institucional y participación de sus prorrectores. Posteriormente, se sumó la Universidad de Concepción, con el respaldo y participación de la vicerrectora de Investigación.

Durante varias semanas, y en sesiones de muchas horas, el equipo de investigadores se juntó en reuniones plenarias y en grupos temáticos para definir los indicadores a desarrollar, la metodología más apropiada para construirlos y la forma en que iban a ser visualizados. El grupo de académicos acordó caracterizar la evolución del virus SARS-CoV-2 y la respuesta sanitaria del país en cuatro dimensiones: la dinámica de contagios, la capacidad de testeo en la población, la trazabilidad de los casos y su aislamiento y, finalmente, la capacidad hospitalaria. Para cada una de estas categorías se propusieron dos o más indicadores y, mediante la discusión interna y la evidencia internacional, se decidieron puntos de corte para mostrarlos en formato semáforo (en diferentes colores), y lograr así una mejor comunicación para una audiencia amplia.

Ordenar el caos

Ordenar el caos

Durante la pandemia y todas sus crisis asociadas, el análisis de datos epidemiológicos ha desempeñado un papel orientador y clarificador, tanto en la comunidad científica como en los tomadores de decisiones y la ciudadanía en general.

ALGUNOS DESAFÍOS Y LA INSTALACIÓN DE CAPACIDADES EN EL ESTADO

Un componente esencial para una adecuada respuesta de salud pública es el seguimiento de la evolución de la pandemia en tiempo real. El potencial de propagación de una epidemia en el tiempo usualmente se mide a través del número de reproducción efectivo, para lo que existían diferentes métodos de estimación. Sin embargo, algunas características de la enfermedad generada por el virus SARS-CoV-2 (por ejemplo, un largo periodo de incubación), del comportamiento de las personas (por ejemplo, la distancia temporal entre la aparición de los síntomas y la visita a un especialista) y el sistema de vigilancia (la tardanza en el procesamiento de las muestras y su reporte) generan retrasos entre la aparición de casos contagiosos (el momento de la infección) y el reporte de su existencia a la autoridad sanitaria. Esto provocó que los procedimientos existentes hasta ese momento, para la estimación del número de reproducción efectivo del virus en tiempo real, tuvieran que adaptarse.

Un grupo de investigadores de ICOVID Chile desarrolló una nueva metodología que permite la estimación de la dinámica de la enfermedad, corrigiendo la existencia de casos nuevos, pero aún no reportados. El desarrollo de esta metodología y su instalación en el Ministerio de Salud motivaron la generación de un convenio de colaboración entre las universidades involucradas en la iniciativa y los ministerios de Salud y de Ciencias, Tecnología e Innovación. Este último fue el encargado de tener disponibles los productos generados en el convenio de colaboración.

Este acuerdo, impulsado por el jefe del Departamento de Epidemiología de la época, Rafael Araos, permitió el trabajo conjunto sobre datos de casos, manteniendo la completa confidencialidad de la información, según la legislación vigente. Posterior a su desarrollo, esta metodología se encuentra completamente instalada en el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud y es utilizada rutinariamente para la toma de decisiones, en conjunto de otros indicadores también propuestos y generados por el grupo.

 

GRÁFICO INDICADOR DE CARGA DE CONTAGIOS A NIVEL NACIONAL

 

GRÁFICO DE LA POSITIVIDAD DE TEST PCR A NIVEL NACIONAL (%)

LA VISUALIZACIÓN Y ENTREGA DE LA INFORMACIÓN A LA CIUDADANÍA

Una vez generados los indicadores principales, el siguiente paso fue la generación de una plataforma de visualización de uso simple. Esta se desarrolló en conjunto con la Dirección de Gobierno de Datos e Información de la Universidad Católica y se puede acceder en el sitio www.icovidchile.cl. Para el lanzamiento público de esta iniciativa, se sumaron además los equipos de comunicaciones de las tres universidades involucradas.

Desde su lanzamiento, el 13 de agosto del 2020, cada semana el grupo de investigadores prepara un informe que da cuenta de la evolución de la pandemia, la capacidad de testeo en la población, la trazabilidad, la positividad y la capacidad hospitalaria de la semana inmediatamente anterior. Desde entonces, cada martes el grupo se reúne virtualmente para discutir las diferentes visiones y le encomienda a tres de ellos, por rotación, que elaboren el informe semanal. Por acuerdo, el informe es revisado por el equipo que redactó el documento anterior. Una vez aprobado por el equipo académico, se elabora un comunicado para su entrega a los medios de comunicación junto con otros materiales anexos, entre ellos, los énfasis que cada uno de los redactores quiere darle a los datos de la semana.

Esta experiencia interinstitucional, esta colaboración en tiempos tan difíciles, el tiempo y dedicación de los investigadores e investigadoras demuestran el rol que nuestras universidades cumplen en el país, que no solo es formar profesionales, sino también aportar con creación y evidencia científica para solucionar los problemas que enfrentamos como sociedad.


Paula Margozzini, investigadora ICOVID Chile: “Estos son dos años prácticamente perdidos en el desarrollo infantil”

—Desde su área de estudio y según lo que ha podido observar en este tiempo de trabajo de monitoreo como investigadora de ICOVID Chile, ¿qué nos depara este segundo semestre?

—En lo que viene hay que pensar que uno de cada dos chilenos es susceptible todavía a la infección, por lo cual podemos esperar que sigan existiendo brotes. Hemos llegado a estos niveles con 5 meses de vacunación, por lo tanto alcanzar coberturas mayores nos va a tomar por lo menos otros 5 meses más.

La vida cambió. El mundo con covid-19 va a requerir que mantengamos una serie de precauciones, ya incorporadas en nuestro estilo de vida, sobre todo las personas que tienen más alto riesgo de contagiarse, desencadenar un cuadro grave y fallecer.

—¿Cómo piensas que irá moviéndose la pandemia y cómo debemos estar preparados?

—Es probable que el escenario futuro sea uno en el que nos tengamos que seguir revacunando contra el covid todos los años y esta infección nos acompañe todavía en la comunidad por harto tiempo. Hay que pensar que partes de África, Asia e India tienen coberturas de vacunación del orden del 3%. A ellos les falta muchísimo y mientras el virus exista y circule por distintas partes del mundo, seguirán apareciendo casos y brotes en las poblaciones que estén más susceptibles.

—Ante un contexto positivo, con el virus más controlado, ¿cómo crees que será la vida en 2022? ¿Cómo nos afectará todo lo que ha pasado en nuestra vida futura? ¿Cuáles son las consecuencias de la crisis sanitaria que hemos vivido?

—Los efectos de todo esto son un gran sufrimiento en muchas familias que vivieron situaciones muy dramáticas, con personas que quedaron con secuelas y otras que perdieron a familiares. Pero también se producirá un impacto grande, de largo plazo, en la economía y en el progreso de Chile. Y lo más importante, estos son dos años prácticamente perdidos en el desarrollo infantil de niños pequeños, medianos, en edad escolar, que van a tener, sin duda, consecuencias tremendas en nuestra sociedad.

Por otro lado, es importante que pensemos en la crisis sanitaria que queda, que es todo lo que está rezagado, las grandes listas de espera, la cantidad de enfermos crónicos que tienen temas pendientes por resolver y la gran carga de problemas de salud mental. Otro aspecto que tememos es que haya un rebrote de aspectos relacionados con el consumo de sustancias, una vez que haya mayor libertad y recuperación económica, cosa que sería muy deletérea para nuestra sociedad.

 

Después de la crisis

Después de la crisis

“Es probable que el escenario futuro sea uno en el que nos tengamos que seguir revacunando contra el covid todos los años y esta infección nos acompañe todavía en la comunidad por harto tiempo ”, explica la doctora especialista en Salud Pública y Medicina Familiar Paula Margozzini.