• Revista Nº 173
  • Por Felipe Martínez

Argumento

Mozambique: nuevas pistas de la evolución humana

El parque nacional Gorongosa, es el escenario del proyecto Paleo-Primate, el cual desde 2016 tiene el objetivo de responder, mediante un enfoque transdisciplinario, algunas de las preguntas más fundamentales sobre el origen de la humanidad: ¿Cuándo y dónde se originó nuestro linaje en este continente? ¿Cuáles fueron las circunstancias ecológicas que propiciaron la divergencia de nuestra línea evolutiva? ¿Cómo respondieron conductualmente nuestros antepasados frente a presiones medioambientales particulares?

El Parque Nacional Gorongosa en Mozambique tiene una historia turbulenta. Entre 1977 y 1992 sufrió gravemente los embates de la guerra civil y pasó de tener cerca de treinta mil grandes herbívoros y carnívoros a solo unos pocos, debido a la caza indiscriminada en busca de marfil y alimento. Al terminar la guerra apenas se contaban un total de tres elefantes, dos búfalos, siete hipopótamos y algunos cientos de antílopes. Las especies de carnívoros del parque prácticamente desaparecieron. Las poblaciones de hienas y perros salvajes se extinguieron del lugar. Los leopardos dejaron de ser avistados y menos de una decena de leones se mantuvieron con vida. La mayoría de los animales que sobrevivieron tenían alguna de sus extremidades mutiladas por las trampas de los cazadores furtivos. Era un escenario catastrófico.

Sin embargo, la suerte de Gorongosa volvería a cambiar. A mediados de la década de 2000, por invitación del Gobierno de Mozambique, la Fundación Carr estableció una asociación público-privada para rehabilitar el parque y crear oportunidades económicas y educativas para las comunidades rurales circundantes. Gracias a medidas de conservación y translocación guiadas por la ciencia, el número de animales se recuperó, volviendo a la vida el ecosistema de Gorongosa. El parque se ha transformado en un ejemplo mundial de restauración efectiva de la fauna y el medioambiente, impulsando además el desarrollo comunitario en una zona con enormes carencias sociales.

En este contexto, en 2016, los integrantes del proyecto Paleo-Primate, liderado por la portuguesa Susana Carvalho y el chileno René Bobe –ambos de la Universidad de Oxford–, y compuesto por más de 20 científicos de diferentes instituciones del mundo, comenzamos a trabajar fascinados por la oportunidad de investigar en una región sin antecedentes desde el punto de vista de la paleoantropología y la evolución humana. Gorongosa se localiza en un lugar estratégico: en la zona más austral del Gran Valle del Rift y al norte de Sudáfrica.

 

EL ORIGEN DE NUESTRO LINAJE

El Rift es una falla geológica que cruza África por el este y que se extiende 4.830 km en dirección norte-sur hasta hundirse en las costas de Mozambique. En el Gran Valle del Rift del este africano (que atraviesa Etiopía, Kenia, Tanzania y Malawi) y en los sistemas de cuevas cársticas de Sudáfrica, se han realizado algunos de los hallazgos fósiles y paleoambientales más importantes para la comprensión de la evolución humana. Adentrarse en la zona más austral del Rift representaba una oportunidad única, pues esta se encontraba prácticamente inexplorada. El proyecto lo compone un equipo que combina a especialistas en antropología, ecología, geología, paleontología, arqueología, botánica, espeleología, comportamiento animal y genética. El objetivo común es intentar responder mediante un enfoque transdisciplinario algunos de los cuestionamientos más fundamentales en la evolución humana: ¿Cuándo y dónde en África se originó nuestro linaje? ¿Cuáles fueron las circunstancias ecológicas que propiciaron la divergencia de nuestra línea evolutiva? ¿Cómo respondieron conductualmente nuestros antepasados frente a presiones medioambientales particulares? Estas y muchas otras preguntas son las que orientan nuestra investigación en Gorongosa.

EL HALLAZGO DE SITIOS PALEONTOLÓGICOS

En estos años hemos desarrollado cinco campañas de trabajo de campo que solo se vieron interrumpidas por la pandemia del Covid-19. Quizá, uno de los hitos más relevantes ha sido el descubrimiento de los primeros sitios paleontológicos dentro del parque y la zona. El potencial científico de estos nuevos yacimientos es incalculable. El gran número y la excelente calidad de preservación de los fósiles encontrados son excepcionales.

Desde el punto de vista cronológico, los nuevos yacimientos nos llevan hacia la mitad y el final de la época del Mioceno, más de seis millones de años atrás. Es justamente en ese periodo cuando se cree que ocurre la separación de las líneas evolutivas de los seres humanos y los chimpancés. La temporalidad propuesta para esta separación proviene principalmente de estudios genéticos, los cuales sugieren que el linaje humano deriva de un ancestro en común con el linaje del chimpancé entre cinco y siete millones de años atrás. Pero existen otras estimaciones genéticas menos aceptadas, las cuales proponen una divergencia anterior, entre siete y trece millones de años. Por el momento, no tenemos posibilidad de contrastar ambas teorías utilizando el registro fósil homínido, ya que este registro es sumamente escaso en esos periodos. Por lo tanto, los hallazgos fósiles de Gorongosa podrían entregarnos las piezas faltantes de este puzle.

Hallazgos fundamnetales

Hallazgos fundamnetales

Los fósiles encontrados pueden revelar cómo era esta zona hace ocho o diez millones de años atrás. Fotografía Video “Bones and Baboons: Investigating Human Evolution in Gorongosa National Park”

RECONSTRUIR EL PASADO

El ecosistema del parque es sumamente diverso y ofrece paralelismos con los ambientes donde evolucionaron nuestros primeros ancestros. En otras zonas de África se han realizado reconstrucciones paleoambientales –es decir, reconstrucciones de los ambientes pasados– que indican que nuestros antepasados vivieron en entornos complejos que combinaban bosques abiertos y cerrados, con presencia de ríos, lagos y un componente faunístico heterogéneo. Al caminar por las llanuras inundables y los actuales bosques de Gorongosa, rodeados de antílopes, leones y elefantes, uno no puede evitar sentirse parte de ese contexto.

La investigadora del proyecto Tina Lüdecke, con sede en Alemania en el Instituto Max Planck de Química, ha aprovechado estos posibles paralelismos en su investigación. Las características químicas del agua, las plantas, el suelo y los animales guardan estrecha relación con el tipo de ambiente donde se desarrollan. Mediante el análisis de isótopos estables, ella ha realizado caracterizaciones geoquímicas de los entornos modernos del parque y está llevando a cabo, junto a sus colaboradores dentro y fuera del equipo, una reconstrucción similar en los sitios paleontológicos. El objetivo es modelar los paleoambientes y comprender cómo eran y cómo han cambiado.

Uno de los trabajos más arriesgados en nuestro equipo lo realiza el grupo liderado por Frederico Tátá de la Universidad de Algarve, Portugal. Tátá y sus colaboradores son espeleólogos experimentados que han asumido la exploración y descripción del sistema de cavernas subterráneas de Gorongosa. Su objetivo es identificar potenciales sitios arqueológicos. En conjunto con el arqueólogo Will Archer, del Museo Nacional de Bloemfontein en Sudáfrica, y la geoarqueóloga Vera Aldeias, de la Universidad de Algarve, han realizado las primeras excavaciones arqueológicas exitosas, encontrando evidencias de ocupación humana del Holoceno al interior de estas cuevas. Las dificultades para explorar y excavar en estos lugares son significativas. Muchas veces deben abrirse paso entre murciélagos, habitantes naturales de estos entornos.

Por otra parte, Jacinto Mathe y Rassina Farassi son dos científicos mozambiqueños que realizan investigaciones centrales en el proyecto. Jacinto estudia el destino de las carcasas de animales, intentando establecer una correlación entre las proporciones efectivas de especies animales del parque y las proporciones inferidas a partir del número de restos óseos actuales observados en superficie. En ausencia de carroñeros tales como hienas, los huesos de animales muertos permanecen inalterados, lo que convierte al parque en un lugar ideal para este experimento natural.

El estudio de Jacinto podría ofrecer una extrapolación interesante para entender los sesgos de representatividad que existen entre un conjunto fósil y la información del ecosistema antiguo que se intenta reconstruir a partir de dicho conjunto. Esto porque los procesos iniciales de deposición del material óseo en superficie son determinantes para que, eventualmente, al conjugarse las condiciones apropiadas de sedimentación se originen yacimientos fósiles. En 2018, el programa de conservación del parque reinsertó exitosamente a un grupo de perros salvajes y posteriormente un grupo de hienas. Las hienas son carroñeras y tienden a consumir las carcasas y a remover los huesos de su lugar. Ahora será posible para Jacinto comparar sus datos, antes y después de la reinserción de las hienas.

Rassina Farassi, por su parte, es oriunda del norte de Mozambique. Ella estudia a los babuinos del parque y cursa un magíster en primatología en la Universidad de Girona en España. Rassina ha dedicado varias temporadas a seguir y observar sigilosamente a un grupo de babuinos con el objetivo de habituarlos a la presencia humana. El parque alberga más de 200 tropas de babuinos, cada una con un número de individuos que puede fluctuar entre los 20 a más de 100 primates. Si bien los babuinos comparten un ancestro en común lejano con los seres humanos hace más de 30 millones de años, existen muchas cosas en común en la biología, el rango geográfico, la adaptabilidad y el comportamiento de ambas especies.

Estudiar a los babuinos del parque nos permite aprender sobre los procesos de adaptación de los primates (incluidos los primeros humanos) a condiciones complejas y las innovaciones conductuales que surgen bajo presiones ecológicas particulares. El trabajo de Rassina se integra y complementa con los objetivos de otras estudiantes como Lynn Lewis-Bevan, quien cursa la etapa final de su doctorado en Oxford, o Philippa Hammond, recientemente doctorada de la misma universidad.

BABUINOS: ESPEJO DEL DESARROLLO HUMANO

En mi caso, junto a María Ferreira da Silva del Instituto CIBIO de Portugal, y Cristian Capelli, de la Universidad de Parma en Italia, hemos desarrollado un estudio genético sobre las poblaciones de babuinos del parque. Gorongosa se encuentra cerca del límite biogeográfico de dos especies y, por lo tanto, los babuinos del parque son una mezcla de ambas. Nuestro estudio ha sobrepasado los límites del parque y nos ha llevado a interesarnos por lo que sucede con poblaciones de babuinos tan lejanas como Zambia, Kenia, Namibia o Guinea Ecuatorial. Las diferentes especies o subespecies de babuinos en el continente africano tienen una historia demográfica llena de episodios de expansión y contracción, comparables a acontecimientos demográficos similares vividos por las poblaciones humanas del Pleistoceno, desde hace dos millones de años. Nuestro objetivo es aprender sobre los procesos de flujo génico e hibridación de estos peculiares primates, para desarrollar y contrastar modelos demográficos análogos en nuestra evolución.

La riqueza ecológica y paleontológica de Gorongosa ofrece un sinnúmero de oportunidades para adentrarse en los misterios más fundamentales de nuestra evolución. El equipo humano del proyecto congrega una multiplicidad de temas y nacionalidades pocas veces vista. Nuestro recorrido por la historia evolutiva de la zona más austral del Rift recién comienza.