
Las dos vidas del libro
Con siete años de historia, la empresa social Green Libros ha logrado evitar que más de 730.000 obras literarias vayan a parar directo a los vertederos. A punta de esfuerzo, el ingeniero civil de la UC, Juan Cristóbal Prieto, ha sacado adelante su gran proyecto de vida. Ese que busca hacer que la lectura sea más accesible, en un Chile donde los textos son un privilegio de pocos.
En un muro desteñido de una calle sin nombre, en el casco antiguo de Santiago, se lee la frase del célebre escritor francés Francis de Croisset: “La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren”. Pero ¿qué pasa cuando un libro es un medio de transporte inalcanzable para muchos?
Esta es la pregunta que se hicieron tres amigos que tuvieron la idea de darle una segunda oportunidad a las obras que los lectores desechan, y así poder acercar la literatura al bolsillo de muchos chilenos. En el año 2009 Juan Cristóbal Prieto, ingeniero civil de la UC, junto al arquitecto Jaime Knabet y el antropólogo de la Universidad de Notre Dame, Alan Mackiewicz, discutían las causas del valor tan elevado de los textos escolares de los estudiantes. Mientras debatían teorías y comentaban cómo en otros países se reciclaban ejemplares para luego venderlos a un mejor precio, se les ocurrió replicar la idea. Comenzaron a buscar si esto ya existía, y al no encontrar resultados en el país decidieron iniciar lo que luego se transformaría en la empresa pionera del reciclaje de libros en Chile.
“Nuestro plus está en apoyar iniciativas educacionales que fomenten la lectura y el acceso al libro en Chile para todas las personas, independiente de su clase social”, explica Juan Cristóbal Prieto.
Lo primero que hicieron fue realizar un plan piloto, donde dispusieron de dos pequeños buzones para la donación de textos en dos colegios del sector oriente de la capital (el colegio Sagrados Corazones de Manquehue y el Saint George). Esta campaña fue realizada en diciembre de 2009 y la llamaron “Un libro puede transformar vidas”.
Al poco tiempo y, superando toda expectativa, los contenedores se repletaron y lograron recaudar más de cuatro mil ejemplares de toda clase, género y tamaño. Esta primera experiencia los hizo entender que realmente se le podía dar una segunda vida a diversas publicaciones y que este sueño podía transformarse en una empresa social. A los pocos meses, en febrero del año 2010, se instalaron en un galpón donde comenzaron a almacenar, seleccionar y clasificar las miles de obras, fue así como nació oficialmente Green Libros.
Dos de sus fundadores se quedaron en el camino y hoy Juan Cristóbal Prieto es el gerente general de la empresa.

Centro de operaciones
Una vez que los ejemplares son recolectados, llegan hasta un galpón ubicado en la comuna de Recoleta, justo en la esquina de las calles Loreto con Dominica. En la imagen vemos a Juan Cristóbal Prieto (a la derecha) y parte de su equipo.
Segunda lectura
El amor por las obras literarias para algunos es una filosofía de vida. Borges dijo una vez “soy incapaz de imaginar un mundo sin libros”. Y para muchos es así, los textos son verdaderas reliquias. Green Libros cumple la misión de rescatar este arte.
El ingeniero de 42 años, Juan Cristóbal Prieto, reconoce que este emprendimiento no ha sido un camino fácil y en muchas ocasiones pensó en rendirse. “La gran mayoría de mis compañeros de universidad trabajan cómodamente en empresas y ganan mucho dinero, entonces hubo momentos en que me lo cuestioné, pero Green Libros es mi gran proyecto de vida”, confiesa.
Prieto está seguro de que su modelo tiene un triple impacto: económico, social y medioambiental y que, en 100 años más, ya no solo importará el tema económico. La sociedad será más exigente y se darán cuenta “que no podemos seguir destruyendo el planeta y todos debemos hacer algo al respecto, como reciclar lo que lees”.
Chile sin lectores
Green Libros mantiene una bodega con más de 20.000 títulos y posee alianzas con alrededor de 30 instituciones entre colegios, bibliotecas, cafés literarios y puntos de reciclaje para recibir las donaciones. Somos un país poco lector, con analfabetismo funcional del 80% según la última medición de la prueba PISA. Uno de los factores de estas cifras, dice Juan Cristóbal, es el alto precio de los textos en Chile (el IVA al libro en nuestro país es de 19%).
Acceso democrático
“Green Libros es una gran idea desde el punto de vista del fomento a la lectura”, dice el director del departamento de Literatura y académico de la Facultad de Letras de la UC, Sebastián Schoennenbeck. Además, continúa, “esta iniciativa genera un mercado y una circulación de ejemplares que no siempre encontramos en las librerías o en el comercio. Hay títulos que no han sido reeditados y el único modo de encontrarlos es a través de una instancia como esta”.
“El valor cultural del patrimonio literario conlleva, desde luego, un aprecio y una conservación del libro en tanto soporte material”, asegura el académico. “Lo anterior pasa por políticas de fomento de la lectura, bibliotecas y un acceso democrático a las obras literarias. En Chile, su precio comercial es alto. Por lo tanto, la posibilidad de vender publicaciones a un valor menor permite que ese objeto se vuelva más familiar y habitual. No podemos hablar de hábitos de lectura si un texto no es habitual en los espacios públicos y privados de los ciudadanos”, finaliza el académico.
“Obligar a las familias a que cada año tengan que comprar el texto de Lenguaje o Ciencias porque el anterior no sirve es un escándalo que es preciso detener”, recalca el académico Pablo Chiuminatto.

Obreros de la restauración
Con goma de borrar en mano, los trabajadores eliminan los restos de grafito de una enorme pila de textos de enseñanza básica y media.
El rescate
Luego de siete años, esta empresa cuenta con puntos de reciclaje para la donación de textos en colegios, empresas, municipalidades, malls, clubes deportivos, cafés y bibliotecas, sumando más de 50 buzones repartidos en la Región Metropolitana, Valparaíso y Viña del Mar. Además, tienen presupuestado llegar hasta Concepción, La Serena y Coquimbo el próximo año.
Una vez que los ejemplares son recolectados, llegan hasta un galpón ubicado en la comuna de Recoleta, justo en la esquina de las calles Loreto con Dominica. En este lugar se seleccionan y restauran con gran dedicación las obras literarias que, luego de pasar por el bisturí, quedan a la espera de reencontrarse con un nuevo dueño. Al entrar a la fábrica de operaciones de Green Libros lo primero que se percibe es el aroma, el mismo que tienen las secciones de historia medieval de las bibliotecas antiguas.
Ese olor que agarra a tantos lectores que se mantienen fieles a las hojas y que se rehúsan a usar las nuevas herramientas tecnológicas. Al entrar se puede observar un gran estante, donde conviven La trampa de los sueños, El Quijote de la Mancha, Hija de la fortuna, Harry Potter, entre otros títulos. Es un verdadero paraíso para coleccionistas que llegan hasta el lugar a encontrar ejemplares que ya salieron del mercado tradicional.
¿Cómo comprar?
El catálogo de obras está disponible en www.greenlibros.com para comprar de forma online. También es posible visitar directamente el galpón, ubicado en Loreto 558, Recoleta, Santiago.
Reciclar textos escolares
Con goma de borrar en mano, los trabajadores de la restauración eliminan los restos de grafito de una enorme pila de textos de enseñanza básica y media. “Esta es la época escolar”, dice Pablo Pino, alumno de tercer año de Ingeniería en Computación de la UC, quien se encuentra haciendo una de sus prácticas en este lugar. “Al elegir una práctica sentí que tenía que hacer algo diferente y no optar por lo convencional como trabajar en el retail. Quería aprovechar este tiempo para aprender y enriquecerme en lo personal”, asegura el alumno.
La reutilización de textos escolares tiene un valor simbólico para esta empresa, la idea partió precisamente por esta clase de publicaciones y hoy es la que le da mejores resultados. Todos los años los padres deben hacer malabares para conseguir el material cada vez más caro, es ahí cuando la misión de estos rescatistas cobra un valor agregado.
“El caso de los libros de colegio es patente y vergonzoso”, asegura el académico de Letras de la UC, Pablo Chiuminatto. “Obligar a las familias a que cada año tengan que comprar el texto de Lenguaje o Ciencias porque el anterior no sirve es un escándalo que es preciso detener”, recalca. “Una iniciativa como la de Green Libros hace posible poner el tema sobre la mesa y el Ministerio de Educación y el próximo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio ojalá lo asuman como parte de su agenda”, afirma.
¿Cómo aportar en esta causa?
Se puede depositar aportes en los más de 30 buzones que Green Libros tiene repartidos por toda la ciudad. Cuando son más de 100 textos, se debe gestionar en su sitio para que ellos vayan a retirar los ejemplares.
Un tinte social y medioambiental
“Nuestro plus está en apoyar iniciativas educacionales que fomenten la lectura y el acceso al libro en Chile para todas las personas, independiente de su clase social”, explica Prieto. El 10% de sus recaudaciones está destinado a ayudar a fundaciones como Techo, Fundación Las Rosas, Corporación Educacional Aprender, Fundamor, Fe y Alegría, Fundación de Educación Nocedal, Corporación Kanki, entre otras. Además, realizan constantemente donaciones de novelas y cuentos para que estas instituciones puedan fomentar la lectura.
“La empresa inició hace varios años su ayuda a nuestra fundación entregando textos o un aporte anual en dinero por venta de obras que ellos recolectan. Por nuestra parte, también les entregamos publicaciones que acá no se necesitan y ellos traen otros que responden a las necesidades escolares”, comenta María Dolores González, directora Administrativa de Fundamor, organización dirigida a niños vulnerados y sus familias.
Gracias al trabajo realizado desde el año 2009, Green Libros ha recuperado más de 730.000 ejemplares, evitando que muchas obras terminen en los vertederos municipales. La cantidad de material recuperado a la fecha equivale aproximadamente a 2.598 toneladas de papel, es decir, 869 árboles adultos.
“Queremos generar conciencia medioambiental, pero sobre todo potenciar la lectura y hacer que nunca más en Chile se deje de leer un libro por su costo”, asegura Juan Cristóbal.