• Revista Nº 160
  • Por Matías Broschek

Talento Público

Andrea Repetto: “Nuestro sistema de protección social no alcanza para las circunstancias actuales”

Es una de las economistas más destacadas del país, presidenta de la Fundación Superación de la Pobreza, primera doctora chilena del MIT y una de las articuladoras del acuerdo nacional económico de emergencia por el covid-19 que se logró. Sin embargo, advierte que no solo toda la vulnerabilidad del país se hizo más evidente con la pandemia, sino que además se elevará la desigualdad y que de no implementarse medidas significativas podría amplificarse el malestar social.

“Echo mucho de menos salir”, dice Andrea Repetto Lisboa (51). La economista cuenta por teléfono desde su casa, ubicada en el sector oriente de Santiago, que el confinamiento lo ha cumplido con mucho sigilo, extremando todas las medidas de seguridad. Aunque las cuarentenas la han alejado momentáneamente de las canchas de básquetbol –juega en la posición de alera para un equipo en la Alianza Francesa–, le han brindado más espacios para compartir junto a sus hijos Pablo (21) y Daniela (18) y también para dedicarse a la lectura de novelas en inglés, uno de sus pasatiempos predilectos.

En todo caso, el distanciamiento social no ha sido impedimento para que la presidenta de la Fundación Superación de la Pobreza y profesora titular de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez haya podido cumplir un importante rol en la mesa técnica que reunió a diversos economistas y que posteriormente dio paso al acuerdo para lograr el Plan Económico de Emergencia por el covid-19 entre el Gobierno, partidos oficialistas y de la oposición.

Andrea Repetto, quien es la primera chilena doctora del MIT (también fue electa por sus pares como la economista del año en 2018, iniciativa del diario El Mercurio), cuenta que todo partió con un llamado telefónico que le hizo Izkia Siches, presidenta del Colegio Médico. “Me preguntó si estaba disponible para trabajar una serie de propuestas económicas y sociales junto a otros economistas para comparar las  medidas  sanitarias que se estaban articulando en la mesa social covid-19”, cuenta. Tras meditarlo, finalmente decidió unirse al equipo que también conformaban los economistas Claudia Martínez, Rodrigo Valdés, José de Gregorio, Claudia Sanhueza y Sebastián Edwards.

 

—La caída de la actividad económica en Chile durante la pandemia ha sido estrepitosa, ¿costará recuperarse? En este sentido, ¿cómo crees que se podría coordinar el plan “paso a paso” con las medidas para lograr una reactivación económica?

—Todos los números económicos terribles que hemos visto son inducidos, obligamos a la economía a cerrar buena parte de su producción y le pedimos a las personas que no vayan a trabajar, porque es la única manera que tenemos de detener los contagios. Por eso mismo resulta tan importante acompañar estas medidas sanitarias, porque uno no le puede pedir a las familias y a los trabajadores que se queden en sus casas sin ingreso, sin la perspectiva de que cuando volvamos a reiniciar la actividad económica sus empleos sigan ahí. Por otro lado, tenemos que preocuparnos de que estos números tan adversos duren lo menos posible. Así como hablamos de aplanar la curva de contagios, tenemos que, al mismo tiempo, aplanar la curva de la recesión. Y en este contexto la política económica juega un rol central.

Por otra parte, la apertura permitirá mejorar esas cifras, pero en la medida en que no haya una vacuna, esa apertura debe ser sumamente cuidadosa para evitar rebrotes. Volver a las cuarentenas tendría unos costos sociales y económicos enormes.

—Se ha destacado bastante la importancia del trabajo del grupo de economistas en el que participaste y que sentó las bases para el acuerdo nacional que se consiguió posteriormente.

— Yo estoy muy contenta de que lo hayamos logrado, porque el gobierno estaba muy entrampado en cuidar los recursos fiscales para cumplir con la regla fiscal el año que viene. Cumplir con la regla fiscal el año que viene significa que el gasto fiscal tiene que caer en 8% en 2021, en una circunstancia en que la economía va a necesitar un impulso fiscal, lo opuesto a lo que estaba en los planes.

—¿Cuáles fueron los ejes principales de ese acuerdo?

—Logramos establecer un conjunto de medidas fiscales, como la idea de utilizar los 12.000 millones de dólares del Fondo de Estabilización Económica y Social (Fees) para la pandemia. Esto le abrió una posibilidad al Gobierno y, a partir de eso, hacerlo más amplio y ahí fue cuando nos convocaron junto a los 16 economistas representantes de los distintos partidos que están en las comisiones de Hacienda respectiva de la Cámara del Senado. Así fue como construimos este pacto más grande, que permitió finalmente alcanzar el acuerdo en el Congreso.

—¿Costó llegar a este pacto, considerando que había economistas con distintas sensibilidades?

—No. Entre el primer grupo que se juntó fueron dos semanas de trabajo intenso, pero había un ánimo de ser ágiles en esto y de entender que estamos frente a circunstancias muy distintas. Generalmente las discusiones que tenemos los economistas tienen que ver con cómo y cuánto una medida va a afectar a la economía. Creo que hubo comprensión de que estas circunstancias son distintas y que necesitamos respuestas ágiles. No podíamos seguir todavía en la duda de si teníamos que gastar recursos fiscales o no, pues habíamos ahorrado como país para una situación de emergencia.

¿Cuándo lo íbamos a gastar?

—El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, ha señalado que, posiblemente, para salir de esta situación será necesario aplicar medidas poco usuales o comunes.

—Tenemos mucha experiencia acumulada históricamente en el mundo y en materia de la política fiscal que permite apoyar la actividad económica. Sabemos que lo más eficaz para generar actividad económica y empleos es la inversión pública, no hay ninguna duda de eso. Habría que empezar a preparar todo lo que ello significa, si se van a construir viviendas se requieren sitios, implica tramitar permisos, necesitas pasar por Contraloría, entonces es algo que deberíamos comenzar a hacer hoy. Luego de la inversión pública está también el gasto público y este podría traducirse en empleos de emergencia, que es muy valorado para el escenario que enfrentamos hoy. Después, en términos de eficacia están las transferencias, como entregarle directamente dinero a través de bonos a las familias para que gasten más y lo menos rápido son las rebajas tributarias, que no necesariamente se traspasan a generar una mayor actividad económica.

—¿Cómo evalúa la conducción económica del Gobierno en esta coyuntura, considerando que hay quienes han cuestionado cierta lentitud?

—Sí, yo creo que el Gobierno tomó medidas, todas en la dirección correcta, y utilizó la institucionalidad que tenemos para hacerlo más ágil, como el seguro de cesantía, extendió lo que teníamos de alguna manera, pero cuando adoptó estas decisiones en un inicio, el Gobierno estaba en un plan que pensaba que esto iba a durar muy poco. El ingreso familiar de emergencia, el bono covid-19, la ley de protección del empleo, todos fueron anuncios que se hicieron en abril cuando estábamos en la supuesta meseta y que entregaban escasos recursos, a poca gente y por poco tiempo. El problema fue que se demoraron mucho en reconocer que más adelante se tomarían medidas sanitarias mucho más restrictivas, porque no habíamos llegado a la meseta. Esto es porque estaban preocupados por la situación fiscal, y esto es muy válido, pero a mi juicio era algo de lo que había que preocuparse en el mediano plazo, porque estábamos en medio de una emergencia. El acuerdo logrado le permite la posibilidad de ir extendiendo las disposiciones del acuerdo que firmaron con el Congreso en la medida que sea necesario y espero que hagan uso de la flexibilidad que se les brindó

Asesoría presidencial

Asesoría presidencial

En la imagen, Andrea Repetto junto al Consejo Asesor Presidencial contra os conflictos de interés, el tráfico de influencias y la corrupción, del que formó parte. La entidad fue designada en 2015 por la presidenta Michelle Bachelet.

PRIMEROS PASOS

Cuando Andrea Repetto tenía apenas 7 años se trasladó junto a su familia a vivir a Canadá, una experiencia que la marcó profundamente. Su madre, Carmen Lisboa, académica de la UC y especialista en enfermedades broncopulmonares, se había ganado una beca para trabajar en la Universidad de Montreal. “Fue fascinante tener la posibilidad de ir al colegio público de la esquina y compartir con personas de distintas etnias”, cuenta. Criada en una familia de académicos –su padre, Guillermo Repetto, es pediatra y experto en vacunas y salud pública–, su formación estuvo marcada por el rigor del estudio.

Mientras sus hermanas Paula y Gabriela optaron por seguir respectivamente las carreras de Psicología y Medicina, Andrea se inclinó por Ingeniería Comercial en la UC: “La economía tiene esta posibilidad de pensar y comprender el comportamiento de las personas, de las instituciones y de los mercados, pero además posee una implicancia muy importante sobre el bienestar general de un país”, señala.

En la universidad recuerda con especial afecto y admiración a profesores como Dominique Hachette, Francisco Rosende, Rodrigo Vergara y Juan Andrés Fontaine. El académico Patricio Meller se convirtió en su guía de tesis de magíster en la UC. “Él fue como mi segundo padre, es la persona que me dio alas y que me hizo ver que yo podía seguir adelante”, dice Andrea Repetto.

Poco tiempo después llegó al MIT para especializarse en temas de economía del comportamiento, ámbito que considera también la importancia de la psicología en las decisiones económicas que adoptan las personas, que muchas veces no son tan racionales como se piensa. Uno de sus profesores fue el Premio Nobel de Economía Peter Diamond, quien le presentó a David Laibson, destacado académico de Harvard, con quien Andrea Repetto ha seguido trabajando hasta hoy.

Economista influyente

Economista influyente

En la imagen, durante su presentación en Icare en diciembre de 2019. Su exposición mostró, entre otros tópicos, un análisis de los efectos del estallido social en la economía del país.

EQUIDAD Y POBREZA EN PANDEMIA

En abril del 2018, Andrea Repetto asumió como presidenta del directorio de la Fundación Superación de la Pobreza, entidad que ha promovido programas como Servicio País, al que concurren jóvenes recién graduados para servir en localidades aisladas y vulnerables de Chile. La exclusión es un tema que le ha preocupado desde hace muchos años. “Cuando en diferentes encuestas, como la CEP, se les pregunta a las personas por qué existe pobreza, muchos contestan que se debe a malas decisiones, a que la gente es floja o tiene problemas de alcoholismo y se les olvida completamente el contexto social en que viven”, cuenta. Es así como se olvida que buena parte del éxito que puede tener un individuo tiene mucho que ver con el lugar donde nació y las oportunidades a las que accedió. “La política pública tiene el deber de hacerse cargo de este contexto”, sostiene.

En diversas comisiones presidenciales, Repetto ha abogado por medidas para enfrentar la desigualdad en Chile. También cofundó y forma parte del directorio del centro de estudios Espacio Público.

—¿Cómo encuentra al país esta crisis en materia de protección social, considerando que también tuvimos los efectos del estallido social?

—La crisis y el estallido social pusieron de manifiesto las inequidades que se han acumulado en un segmento importante de personas, que vive en condiciones de fragilidad. Toda nuestra vulnerabilidad se hizo mucho más evidente con esta pandemia. Cuando se producen este tipo de situaciones lo que sucede es que se profundiza la pobreza, asimismo se eleva la desigualdad. No tenemos un sistema de protección social todo lo robusto que quisiéramos. La manera en que hemos financiado esta etapa es con los ahorros previos, a través del seguro de cesantía. Es importante reconocer que disponemos de un registro social de hogares que nos permite tener información razonablemente actualizada sobre cuál es la situación de las familias, porque el registro social reúne bases administrativas, que permite saber si una persona está cotizando o qué plan de salud tiene, y esto permite de alguna manera identificar mejor cuáles son las familias en vulnerabilidad. Lo otro que tiene Chile, y que no existe en otros países, es la cuenta RUT del Banco Estado, hay entre 12 a 13 millones de cuenta RUT que nos permiten llegar con rapidez, entregando recursos monetarios a las familias. Entonces tenemos una infraestructura que es interesante pero, al mismo tiempo, un sistema de protección social que no alcanza para las circunstancias actuales.

—¿Cuál es su opinión con respecto a la aprobación del 10% y su impacto? Hay quienes creen que podría contribuir a la reactivación, ¿cree que influirá?

— Pienso que las medidas de apoyo a las familias han sido poco claras y han llegado de manera muy desordenada, y en forma demasiado dependiente del origen de los ingresos de los hogares. En la práctica, no sabemos quiénes han recibido apoyo y quiénes no. Lo que las familias necesitan hoy son certezas, de que pueden financiar al menos sus gastos más básicos mientras no pueden trabajar debido a las medidas sanitarias, y certezas de que sus empleos seguirán vigentes una vez superados los contagios. Me parece que el retiro del 10% se lee en este contexto, en la necesidad de aportar esa certidumbre mínima.

—¿Qué medidas cree que se deben impulsar para disminuir la desigualdad?

—Tenemos que revisar nuestro sistema de impuestos, no lo estamos utilizando como mecanismo de equidad. Un trabajo que hizo el Banco Mundial hace algunos años revisó qué sucede con la parte de más arriba de la distribución del ingreso. Si miras al 1% más rico, la proporción de sus ingresos que se dedican a impuestos es cada vez menor. Terminan pagando tasas de impuesto que son muy parecidas a las que pagan trabajadores de rentas bastante menores. Además, hay mucho que hacer en equidad en otras áreas, como el sistema educacional, el sistema de salud y la segregación de las ciudades.

Vida Académica

Vida Académica

En la fotografía, la reunión de la Asociación de Economía de América Latina y el Caribe, realizada en la UniversidadAdolfo Ibáñez, en 2011. Junto a Andrea Repetto aparecen Bengt Holmstrom del MIT, quien luego recibió el Premio Nobel (abajo, al centro), Manuel Arellano de cemfi (arriba, al centro), quien presidía la Sociedad Econométrica Mundial en ese momento, entre otros destacados académicos.