Andrés Couve: “Estamos en un momento de transformación”
La corta historia del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación ha sido testigo de hechos que están cambiando a Chile y al mundo. Además de la pandemia, el ministro ha debido participar en la organización de la COP25 y los desafíos del cambio climático, enfrentar un estallido social y hasta una temporada inédita de eclipses. El biólogo lideró la creación de la Submesa de Datos covid-19, donde ha subrayado su rol de articulador. Ha enfrentado esta crisis sanitaria poniendo de manifiesto que la ciencia debe ser un protagonista más en el momento de tomar las decisiones.
Solo puedo observar la mitad de su figura alta y espigada a través de la pantalla de rigor, en esta época de pandemia y distancias obligadas. Andrés Couve Correa se encuentra sentado en el escritorio de su oficina, ubicada en el segundo piso del palacio de gobierno. “La ciencia ha llegado al corazón de La Moneda”, declaró cuando se convirtió en el primer ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la historia, el 17 de diciembre de 2018.
Sin chaqueta y con sus características pulseras, que luce junto a la elegancia de sus trajes en las más solemnes ceremonias, sus respuestas tienen un tono humilde, claro y sereno en medio de la crisis.
Couve es un científico, pero al ocupar un cargo político no se ha quedado al margen de las polémicas. Una de ellas (ocurrida después de esta conversación) fue ocasionada por la metodología utilizada en el conteo de fallecidos durante los meses de pandemia y la transparencia en la comunicación de los datos que respaldó su ministerio.
A pesar de la complejidad de administrar su cartera y los convulsionados días que viven Chile y el planeta, el ministro Couve destaca el valor de que, por primera vez en el país, el conocimiento sea un factor más en la mesa de las decisiones.
—Durante muchos años la ciencia ha estado subordinada a otros intereses y falta de recursos, ¿habrá cambiado esta situación con la pandemia?
—Yo creo que se ha puesto a la investigación científica como un aspecto esencial del desarrollo de los países. Eso me parece que ha sido una lección muy clara. También hay que considerar que trabajamos mucho tiempo por su institucionalización, y que esto se haya concretado es una evidencia de que se está considerando en la toma de decisiones. En ese sentido, me parece que estamos pasando por un momento de transformación. El mundo político está empezando a compartir esa visión y la ciudadanía está cada vez más empoderada con estos temas. Lo vemos en los niños y, por lo tanto, creo que vivimos una etapa muy especial, donde el conocimiento se está acercando a la cotidianidad de las personas, independiente de dónde se desempeñen.
—¿Cómo ve su rol durante esta emergencia? ¿Cómo compatibiliza su interés científico que debe coexistir con la política?
—Este ministerio es muy nuevo y pequeño, por lo tanto, su rol es ser un articulador de la comunidad científica y de un ecosistema formado por la academia, el sector privado, el estado, la sociedad civil y los organismos internacionales. Creo que hemos utilizado ese papel conciliador para usar toda la capacidad instalada de la comunidad científica y, a través de su compromiso, generosidad y determinación, hacer que su conocimiento sirva al país. Como ministro estoy coordinando eso con la política, la toma de decisiones y las estrategias para enfrentar esta epidemia.
—¿Se ha sentido acogido por todos los sectores en ese sentido? Por iniciativa suya se creó la Submesa de Datos covid-19 y han surgido críticas de que, aunque esta idea es muy innovadora y necesaria, ha tenido escollos, por ejemplo, para la obtención de la información.
—Hemos obtenido una respuesta muy favorable, primero de la comunidad científica, que ha reaccionado de una forma que nos llena de orgullo, porque han estado dispuestos a trabajar por el país. Lo mismo hemos visto en el sector privado, no solamente a través de donaciones que pueden ser muy importantes, sino que también por medio de la gestión, que nos ha permitido donar kits de diagnóstico, ventiladores mecánicos, entre otras muchas acciones y, por lo tanto, existe un gran compromiso de parte de los emprendedores y una muy buena respuesta de todo el ecosistema.
Por otro lado, debemos trabajar con la política. Hemos tenido una vinculación con ella a través del comité de emergencia y una labor coordinada con otros ministerios. Con Salud hemos construido un conjunto de datos que se entregan públicamente y que ha crecido muchísimo. Estamos aportando en la red diagnóstica, en el desarrollo de ventiladores mecánicos locales y en una vinculación estrecha para adoptar nuevas tecnologías. Además, establecimos un lazo muy cercano con Defensa, que ya venía amparado a través de un convenio de colaboración inédito. A su vez, con el Ministerio del Interior tenemos una relación de cooperación en torno a la mesa social. En ella diversos actores relevantes por primera vez interactúan con un ministerio de ciencia, y esto creo que es importante destacarlo.
Después de esta entrevista, y tras la polémica por el cambio de metodología en el conteo de fallecidos de esta pandemia, aplicado a comienzos de junio por el Ministerio de Salud, y que fue respaldada por su ministerio, Andrés Couve afirmó a La Tercera (21 de junio) que: “Nos hemos dado cuenta de la dificultad que genera el comunicar cifras, gráficos, el análisis y, sobre todo, cuando se trata de temas tan sensibles. Y, por lo tanto, ha habido un desafío que es comunicacional. Lo segundo es que hemos tenido que ir construyendo una infraestructura de información que no teníamos y que nos ha exigido esta epidemia y también se ha exigido a todos los países”.
Además insistió en que a través de la articulación de la comunidad científica, su cartera ha tenido una llegada muy significativa en las decisiones y las acciones que se han tomado en el marco de esta crisis.
Sobre las críticas respecto de la falta de transparencia en la entrega de datos respondió: “La mejor demostración es que la información está disponible, es accesible y puede analizarla cualquier persona y, por lo tanto, aquí no hay ocultamiento de información. Aquí ha habido algunas dificultades comunicacionales, pero la información que tenemos disponible para cualquier persona es contundente”.
Distintas miradas para un fenómeno
—¿Cómo fue la experiencia con la organización de la COP 25, que se vio frustrada por el cambio de sede y el contexto de crisis social?
—Con la COP25 tuvimos un primer ejercicio de trabajo conjunto con el Ministerio del Medio Ambiente. También se desarrolló otro ejercicio con el Ministerio de Desarrollo Social y la crisis social que vivimos hace algunos meses. Esto lo encuentro muy significativo, sobre cómo se construye institucionalidad. Tuvimos muchos contratiempos; sin embargo, el comité científico logró llegar a buen puerto. Fue una muy buena experiencia para mí y el ministerio y yo me atrevería a decir que para toda la comunidad científica. Por ejemplo, por primera vez esta logró una participación organizada y muy activa en la definición de las NDC (Contribuciones Nacionalmente Determinadas, por sus siglas en inglés), que entregamos en abril pasado.
—El cambio climático es un enorme desafío por el trabajo interdisciplinario que requiere.
—El año pasado logramos construir la primera política al respecto, y que ya está en sus fases finales administrativas. En ella pusimos justamente el tema de que, además de hacer ciencia por curiosidad y promover siempre la generación de conocimiento de manera libre, debemos responder a las necesidades del país. Esto te obliga a hacerlo de manera multidisciplinaria y, por lo tanto, hay una mirada nueva. Para qué decir esta epidemia, que es de una envergadura mucho mayor y donde lo interdisciplinario es fundamental, es decir aquí hay una obligación de comprender un fenómeno en múltiples niveles y eso es justamente lo que nosotros habíamos planteado en la política.
—Con su experiencia y mirando al futuro, ¿en qué disciplina deberíamos invertir más para potenciar el desarrollo de Chile?
—Más que establecer disciplinas, lo que deberíamos tener es un mecanismo de definición estratégica, de cómo vamos a abordar los principales retos que tenemos como nación y que desde ya podemos identificar y revisar: el cambio climático, la sequía y esta pandemia, que no va a ser la primera ni la última.
Humildad ante la incertidumbre
“Estamos ante un escenario muy incierto, en un planeta globalizado, donde existe una población muy alta y nos hemos visto expuestos a algo que para todos es nuevo. Eso genera temor, por lo que este momento hay que abordarlo con humildad”. Con este espíritu enfrenta el ministro la crisis sanitaria más grave de los últimos años. “Porque conocemos poco del virus, aunque ha habido esfuerzos internacionales inéditos en avanzar en entender su mecanismo biológico y los aspectos epidemiológicos y sociales. Siendo más biólogo, creo que esta epidemia nos ha acercado a una concepción del hombre como parte integral del mundo natural. Cualquier idea de que lo natural y cultural están separados por la acción humana de los últimos siglos ha quedado descartada”, asegura.
Couve tiene 51 años, 3 hijos y está casado con la fotógrafa Andrea Brunson. Con su familia ha vivido esta etapa de cuarentenas, que en su caso ha tenido poco que ver con el encierro, por la labor en terreno que ha debido desarrollar.
—¿Cómo se ha modificado su rutina familiar después de la pandemia?
—Para todos ha sido una experiencia extremadamente difícil, de tener que vivir con cuarentenas que nadie estaba acostumbrado, donde tuvimos que adaptar la cotidianidad a una situación de confinamiento, de niños que no van al colegio. Se ha implementado la teleeducación, pero están mucho tiempo en la casa sin nada que hacer y por más que uno les arme una rutina, ellos no se adaptan bien.
—¿Qué es lo que más ha extrañado?
—El contacto más estrecho con los seres queridos. En particular en Chile y en Latinoamérica somos personas muy familiares, muy sociales, y ese contacto con los amigos, con la familia, incluso con los equipos de trabajo ha sido complejo de llevar a través de los medios digitales que reemplazan o al menos dan una alternativa. Esto da cuenta de que estamos inmersos en un mundo natural y nosotros somos una especie social y nos gusta estar en grupo.
Hijo de un ingeniero y una enfermera de la Cruz Roja, su opción por la ciencia tiene una larga tradición familiar, compuesta por bioquímicos, físicos nucleares y biólogos celulares. Tempranamente sintió una cercanía con la naturaleza y disfrutaba estar en contacto con ella el mayor tiempo posible. Con esta pasión a cuestas llegó hasta la Universidad Católica, donde cursó una Licenciatura en Biología. “La UC me dio la oportunidad de vincularme con temáticas y personas a través de la investigación científica. De niño tenía muchos sueños que se relacionaban con el paisaje, con el territorio que siempre para mí tuvo una presencia muy fuerte, con temas como zoología, botánica, el estudio de las aves, los bosques. Tuve muy buenos profesores y me acuerdo más bien de una época donde el conocimiento era protagonista. Después, cuando entré a un laboratorio, en segundo o tercero, me interesé en las pequeñas máquinas que nos hacen funcionar a nivel celular y subcelular… y así decidí irme a estudiar afuera”, cuenta.
Fueron 10 años en el extranjero. Primero en Nueva York, donde estudió un doctorado en Biología Celular en la Mount Sinai School of Medicine y luego un postdoctorado en la University College of London. En el laboratorio se conectó con el mundo de la memoria y el olvido y las funciones cerebrales. Y después de pasar años con los ojos en el microscopio, comenzó a compatibilizar su carrera con la de un activista: integró la comisión de la presidenta Bachelet para definir el futuro de la investigación en Chile en 2015. Comenzó a escribir cartas a los diarios, y fue uno de los autores de un recordado inserto de 2015 denominado: “Nuestros gobiernos han elegido la ignorancia”. Así se pavimentaba su camino para liderar actualmente el Ministerio de Ciencia.
Un camino propio
28 años tiene la bicicleta marca Hardrock que el entonces universitario Andrés Couve compró en Nueva York, en 1992, para sus traslados. Luego la trajo hasta Chile. Con ella continuó sus viajes por las calles de Santiago y desde diciembre de 2018 comenzó a llevarla hasta La Moneda.
Con esa misma simpleza llegó al gobierno a partir un ministerio desde cero. Con el objetivo de acercar el conocimiento a la ciudadanía. La misma que en una encuesta aparecida en septiembre de 2019, sobre Percepción Social de la Ciencia y Tecnología en Chile, realizada por Conicyt, reveló, por ejemplo, que las personas reconocían saber más de deportes que de ciencia.
—En el contexto latinoamericano o mundial, ¿qué país sería un modelo a seguir sobre cómo han abordado la institucionalidad de su ciencia?
—Yo creo que no debemos pretender ser otro país, como ministerio tenemos la convicción de que necesitamos trazar y recorrer un camino propio, porque las condiciones son distintas y nuestra gente es distinta.
Por supuesto que miramos con atención a naciones que tienen una matriz productiva que es similar a la chilena en términos de recursos naturales, de materia prima, como Nueva Zelanda, donde a través del conocimiento se le agrega valor a esa materia prima y se contribuye con un escenario global con productos y servicios de alto valor agregado.
—Le pregunto porque también estamos en un proceso constituyente que ha quedado relegado por la emergencia sanitaria. En ese contexto, ¿usted considera que la actual constitución resguarda los intereses del ámbito científico?
—Nuestro papel tiene que ver con contribuir de manera significativa a instalar el mejor debate posible respecto de los temas de ciencia para el futuro de Chile. Si ese diálogo conduce o no a cómo tiene que cambiar la carta fundamental será producto de esa reflexión. Estamos comprometidos con la sociedad en instalar un debate de buena calidad, donde estén presentes el conocimiento y la investigación. El cambio climático, la sequía, la inteligencia artificial y ahora esta epidemia, cada uno de estos fenómenos deben ser abordados poniendo a la ciencia en el centro.