• Revista Nº 157
  • Por Paula Brown

Reportajes

Círculos territoriales: la voz que emerge desde los barrios

Los ejercicios participativos impulsados por el Hogar de Cristo, TECHO y Fondo Esperanza buscan enriquecer el diálogo nacional sobre la convivencia y la justicia social, aportando la opinión de los chilenos más afectados por la desigualdad: los pobres y marginados.

Más de 60.000 personas participarán hasta fines de diciembre en los Círculos Territoriales, ejercicios de diálogo comunitario dispuestos en todo el país tras el estallido social del 18 de octubre, para levantar las necesidades y dolores

de las personas que viven en situación de pobreza en Chile. Implementada conjuntamente por el Hogar de Cristo, Fondo Esperanza y TECHO, entre otras organizaciones de la sociedad civil que se han ido sumando, la iniciativa busca, según estas entidades “generar un espacio de conversación con la población más vulnerable, que permita identificar las causas de la crisis social que atraviesa el país, priorizar las necesidades más urgentes y proponer soluciones”.

“Ellos nunca han sido parte de la conversación que se da en materia de desarrollo. Viven en poblaciones abandonadas por el Estado, tomadas por el narcotráfico y la delincuencia, en un mundo paralelo, al margen de la articulación conceptual que el resto de la población maneja”, explica Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo. Con un máster en Administración Pública en la Universidad de Harvard, este ingeniero civil de la UC sabe bien la importancia de contar con un ejercicio objetivo y transparente, liderado por un facilitador que maneje una metodología establecida y probada, permitiéndole sistematizar la información en una plataforma en línea para propiciar oportunamente el diálogo con quienes diseñan las políticas públicas.

ESPACIOS DE ENCUENTRO

Tal como define su sitio web, los Círculos Territoriales son espacios de encuentro, contención y conversación que integran entre cinco y hasta 30 participantes, organizados en cuatro momentos para:

  1. Recoger las emociones del grupo mediante un ejercicio de emojis, las populares caritas que inundan las redes sociales.
  1. Identificar las causas de la crisis social, desde la óptica personal de los participantes y luego como plenario.
  2. Plantear soluciones y priorizar algunas propuestas como grupo.
  3. Reflexionar sobre el rol que cada uno de los participantes tiene en la solución del conflicto.

El proceso dura aproximadamente dos horas y es dirigido por un facilitador, previamente capacitado en la metodología, la misma que se aplica en todas las experiencias. Además, cuenta con un software en línea que le permite desde  su teléfono celular o tablet registrar y sistematizar los datos obtenidos de manera inmediata, para hacer más eficiente el análisis de la información y la confección de un informe que será entregado a las autoridades locales y nacionales durante el primer trimestre de 2020.

“Porque no se puede seguir tomando decisiones sin oír a los que más sufren sus consecuencias. Por esto, buscamos impulsar una conversación honesta y horizontal con los que cada día sufren la exclusión, reconociendo su dignidad y sus derechos. Esta metodología, que nace en un periodo de grave crisis social, se mantendrá en el tiempo, porque lo único que permitirá la sostenibilidad de nuestra sociedad es la búsqueda conjunta y duradera de equidad y justicia para todos y todas”, afirma Romero.

Los resultados de estos ejercicios comunitarios serán publicados en www.circulosterritoriales.cl.


Exclusión en cifras (Chile)

  • 1,5 millones de personas viven bajo la línea de la pobreza por ingreso (Casen, 2017).
  • En el país existen 802 campamentos, donde viven 47.050 familias (Minvu, 2019).
  • 90% de las familias que habitan en campamentos no tienen acceso formal al agua potable (Minvu, 2018).
  • 1,3 millones de personas en Chile viven en condiciones de hacinamiento (Censo, 2017).
  • 3,5 millones de personas viven en pobreza multidimensional, es decir, con carencias en educación, salud, trabajo, seguridad social, vivienda y nivel de vida en general (Casen 2017).
  • El déficit habitacional en el país es de 393.000 viviendas (Minvu, 2018).

Dolores y esperanzas

Algunos participantes de los Círculos Territoriales abrieron sus diálogos a Revista Universitaria. Los encuentros comenzaron en las comunas de Conchalí, La Pintana, Renca y Til.


FLOR PACHECO (62), DUEÑA DE CASA, CONCHALÍ:

“Pienso que la principal causa del estallido social es la injusticia. El saqueo de los grupos económicos, el enriquecimiento de unos pocos en desmedro de todas las ayudas sociales que la gente necesita”.


DANILO “SHOCREA” (22), MURALISTA,  LA PINTANA:

“En el país existe una falla institucional que repercute en todo y por eso es difícil que existan cambios. El sistema está muy viciado. Creo que la transformación real vendrá en la medida que la gente se coordine, fortaleciendo los territorios. Hay organización en la calle

y en las poblaciones. Una organización que se autogestiona, que no recibe apoyo del Estado y que tampoco lo quiere recibir. La institucionalidad en Chile es manejada por una clase política que, a la vez, es dirigida por los empresarios y por quienes tienen más dinero. Ellos jamás van a querer generar cambios para los que estamos más abajo. (…) Por eso es importante que demos nuestra opinión. Yo lo hago a través de mis pinturas y murales, varios de ellos están en La Pintana”.


OSVALDO CONTRERAS (69), GUARDIA DE SEGURIDAD, CONCHALÍ:

“Nuestros jóvenes están metidos en la droga… nadie hace nada, ni Carabineros ni Investigaciones. Necesitamos más educación para sacar a los cabros de esa situación… Educación gratuita y fin del CAE”.


JEANETE REBOLLEDO (36), VENDEDORA DE ROPA EN FERIA LIBRE, TILTIL:

“Desde que llegaron los extranjeros nosotros quedamos sin trabajo. Ellos tienen todos los trabajos: bolivianos, peruanos, haitianos. Cobran 10 lucas diarias y a nosotros, que conocemos nuestros derechos, no nos pueden pagar tan poco”.


RACHEL MUÑOZ (70), JUBILADA, TIL TIL:

“Yo saco $107.000 de pensión. No me sirve de nada. Ahora que murió mi marido pienso que me va a llegar algo más. Creo que serán $143.000. Pero igual, ¿de qué me sirve? Tengo que pagar agua, luz, gas, los colegios de los niños. Y los colegios municipales a veces cobran más que los particulares”.


IRMA MOREIRA (77), JUBILADA, CONCHALÍ:

“Se dice que quienes salimos a marchar somos ignorantes, dementes e irracionales, que somos un rebaño. Nos han tratado de parásitos y sanguijuelas. Muchos dicen que marchar es un error… yo pienso que es un honor”.


ADIEL ALARCÓN (51), OBRERO, TIL TIL:

“¿Qué podemos hacer nosotros desde lo que nos toca? Deberíamos tratar de conversar con todos los vecinos. Dialogar más. Aprender de lo que el resto de la gente hace bien, y hacer ver si algo no está tan bien. Dar el ejemplo”.


RAMÓN AEDO (22), ESTUDIANTE, RENCA:

“Desde el 14 de octubre participé en las evasiones del Metro. Sentí alegría al ver cómo los estudiantes nos uníamos para sacar la cara por el país. Pero ya el 18 en la tarde, iba caminando con unos amigos porque no había locomoción y los pacos nos pegaron por nada. La alegría cambió a miedo total. Más tarde murió un amigo calcinado en Kayser, y es fuerte. Así que son muchas las emociones. Pero sobre todo hoy siento esperanza, aportando un granito de arena para cambiar el país. Creo que la desigualdad es el gran problema en Chile. En nuestro caso, los jóvenes ya estamos cansados de que nadie nos escuche”.


NARCISO VEGA (75), PROFESOR, CONCHALÍ:

“Poca gente estudia medicina en Chile por vocación. La mayoría ve en ella un buen negocio. Vas al médico y este ni levanta la cabeza para mirarte. Ve la pura ficha. Creo que el gobierno debería dar las pautas. Por ejemplo, exigir a las universidades que quienes opten a créditos para pagar esta carrera entreguen como mínimo tres años de gratuidad a los servicios estatales. Es necesario aumentar la atención en los servicios públicos”.


REGINA QUINTEROS (70), DUEÑA DE CASA, CONCHALÍ:

“La palabra jubilación viene de júbilo, pasarlo bien. Yo quisiera que las pensiones fueran dignas para tener un mejor pasar. La verdad es que no se descansa en la vejez. Uno vive mirando el calendario para ver cómo te alcanza la pensión para terminar el mes”.