portada del libro Dos cuentos de José Donoso diseñada por Nemesio Antúnez portada del libro Dos cuentos de José Donoso diseñada por Nemesio Antúnez
  • Revista Nº 155
  • Por Paula Brown
  • Ilustraciones Colección Fundación Nemesio Antúnez

Arte fresco

Nemesio Antúnez en el centenario de su natalicio

Una faceta más íntima de este artista visual chileno, valorado por sus aportes al país como gestor y difusor cultural, revela la labor de recuperación de sus ilustraciones que realiza la Fundación Nemesio Antúnez, en las que trabajó desde temprana edad hasta su muerte, en 1993.

“Cuando llego al taller en las mañanas, jamás sé lo que haré. A menudo no tengo ni ganas de trabajar. Voy como a una oficina. Pero me basta entrar, ver el revoltijo de telas esperando para lanzarme al trabajo igual que un atleta al ver el disparo de partida”, escribió Nemesio Antúnez en alguna de las cartas que, junto al resto de su obra más íntima y desconocida, fue recuperada por su familia y dada a conocer a los chilenos en el marco de las celebraciones de su centenario.

Se trata de cientos de dibujos, bocetos, carátulas de discos y libros, afiches, cartas y recortes que durante más de dos décadas permanecieron guardados en cajas en su casa en Pedro de Valdivia Norte, en Santiago. “Al revisar esta enorme cantidad de información nos dimos cuenta de que no eran solo recuerdos, sino un material muy valioso”, explica su hija Guillermina, directora de la Fundación Nemesio Antúnez, destinada a rescatar la amplia visión de este artista que, a un cuarto de siglo de su muerte, sigue sorprendiendo a los chilenos. “Los que conocían a Nemesio por su rol como difusor cultural a través de la televisión poco sabían de su faceta artística. Y los que lo conocían en ese plano, ignoraban su trayectoria como director, ilustrador, comunicador y educador”, agrega.

 

CRISTO ANDINO. Ilustraciones para Revista Araucaria de Chile, número 10. Ediciones Michay, Madrid, 1980. Colección Biblioteca Nacional.

Obra vigente

En sus 75 años de vida (1918-1993), Nemesio Antúnez desarrolló una importante carrera como artista visual y es valorado por su compromiso con la realidad y el progreso de la cultura en Chile. “Su obra sigue siendo muy vigente. Tenía una visión muy contemporánea: democratizar el arte, llevarlo a los medios de comunicación, derribar la frontera entre la alta y baja cultura, abordar un modelo de trabajo colaborativo, generar vínculos internacionales… Él lograba llegar a las masas, aglutinar, movilizar, poner en contacto a distintas personas, ese era su carisma”, destaca su nieta Olivia Guasch, también concentrada en las labores de la fundación.

Coincide con ella Fernando Pérez Oyarzún, actual director del Museo de Bellas Artes: “Fue un protagonista de su generación, capaz de nuclear en torno a él a una serie de otros artistas. Tenía muchas redes y relaciones que le permitieron hacer la obra que conocemos. Además de crear Taller 99, recibió este museo y lo desempolvó.

Hizo la Sala Matta, trajo artistas contemporáneos, realizó una contribución importante”, cuenta entusiasmado y recuerda la intervención de Juan Pablo Langlois, apoyada por Antúnez, que a fines de los años 60 sorprendió a los santiaguinos con una serpiente de 300 metros de largo construida de bolsas plásticas, que salía y entraba por las puertas y ventanas del Bellas Artes. También recuerda la exposición “Otoño”, de Cecilia Vicuña, montada en el subterráneo del edificio solo con hojas recogidas en el Parque Forestal. “Era un hombre informado, un rupturista. Sabía lo que hacía y puso a este museo en sintonía con la década de los 60 y 70”.

“A  esos viejitos ya no los hacen”

Sin embargo, el trabajo de investigación y archivo de la fundación ha ido revelando facetas menos conocidas del artista. “Todos lo recuerdan como un hombre alegre, buena onda, incluso como un galán. Pero en el fondo era una persona muy sensible. En los recortes de diario que coleccionaba se ve la preocupación permanente por el sufrimiento humano, lo que también muestran sus ilustraciones. Hay todo un relato del dolor que pasa en forma transversal por ‘Los Maniatados’ –parte de su obra política menos conocida– hasta el ‘Cristo Andino’”, detalla Guillermina y agrega: “Nemesio Antúnez era un personaje complejo. Además del golpe militar, que fue su gran tristeza al ser el quiebre de Chile, empatizaba con el dolor ajeno, canalizándolo en sus ilustraciones y expresiones más políticas”.

En esta dimesión más íntima del artista, no es casual entonces que su amigo cercano, el poeta y juglar Mauricio Redolés, haya sido uno de los presentadores de la muestra “Ilustrado por Antúnez”, que fue expuesta en la Biblioteca Nacional en el segundo semestre de 2018.

Antúnez y Redolés se conocieron en Londres en el exilio, a finales de la década de los 70. “Nemesio era un hombre transversal. Como alguna vez dije en una entrevista, existían dos tipos de exilio: el de las personas de clase social alta y el más proletario, de obreros y estudiantes pobres. Nemesio atravesaba todo. Era amigo de todos, de Raúl Valencia y de Sotito, unos maestros del Partido Comunista. Recuerdo que los invitaba a comer a su casa. Se veía feliz con ellos, tenía una naturalidad exquisita. Nunca lo vi renegar de lo que era: un señor de clase alta, pero con una postura muy transclasista”, recuerda.

En este marco, cuando se celebra el centenario de su natalicio y el país redescubre su obra, Mauricio Redolés expresa: “A esos viejitos ya no los hacen. Nemesio es parte de un Chile que ya no existe. Un Chile que se ha transformado en un país individualista, competitivo, aspiracional y arribista. Por eso, creo que el deber de todos los que lo conocimos y de quienes están interesados en su persona es tratar de resguardar su memoria e intentar, en la medida de lo posible, ser como él: una persona respetuosa, alegre, desprejuiciada, con una vida honesta y transparente”.

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“Por elecciones libres y limpias”, afiche diseñado en el marco del plebiscito de 1988. Santiago, 1987-1988.

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Ilustraciones realizadas por Nemesio Antúnez para el libro Pido respeto, de José Manuel Parada, 1985.

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Ilustraciones realizadas por Nemesio Antúnez para el libro Pido respeto, de José Manuel Parada, 1985.

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“No a la pena de muerte”, Santiago, 1987.

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Afiche en ayuda de la Comisión Chilena de Derechos Humanos durante la dictadura.

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Portada de libro Canción de amor para tu sueño de paz, de Práxedes Urrutia. Editora Austral, Santiago, 1955.

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Portada La vereda del viento, de Gilberto Llanos. Ediciones Guardia Vieja, Santiago, 1957.

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Disco en vinilo La voz de la poesía: oda a la araucaria, oda al hígado, oda al picaflor, de Pablo Neruda. EPU 2, Editorial Universitaria.

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Disco en vinilo Umbral, Quilapayún. EMI, 1979.

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Portada del libro Coronación, de José Donoso. Editorial Nascimento, Santiago, 1957.

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Ilustraciones realizadas por Nemesio Antúnez para el libro Pido respeto, de José Manuel Parada, Santiago, 1985.

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Ilustraciones realizadas por Nemesio Antúnez para el libro Pido respeto, de José Manuel Parada, Santiago, 1985.