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  • Revista Nº 149
  • Por Andrés Biehl Lunderg
  • Fotografía César Cortés Dellapiane

El libro que me marcó

El pasado tiene un sentido

El Hacedor de Jorge Luis Borges fue un libro que tomé al azar mientras mataba el tiempo entre clases en la biblioteca de campus Oriente. Ocurrió en mi segundo año de pregrado. Inmediatamente me cautivó. Desde la dedicatoria se configura un conjunto de relatos sobre la memoria, lo que significa en la vida de un individuo, sus posibilidades –incluida la del autoengaño– y la fragilidad de nuestro mundo común por depender de ella.

La dedicatoria juega con las alternativas del pasado, creando un sueño que permite darle realidad a un anhelo muy personal: que pueda ser recibida por un destinatario que ya no está. Recuperado de un sueño imposible, Borges afirma: “Así será pero mañana yo también habré muerto y se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos y de algún modo será justo afirmar que yo le he traído este libro y que usted lo ha aceptado”.

“El hacedor” es el primer relato de este conjunto de poesías, ensayos y textos y narra la historia –una de las tantas posibles– de cómo Homero se convierte en Homero. Describe cómo la incipiente ceguera del vate va, a su vez, alimentando su memoria. Recordar los hechos significativos de su pasado marca un quiebre y pone fin a una relación más simple con la vida. “En los mercados populosos o al pie de una montaña de cumbre incierta, en la que bien podía haber sátiros, había escuchado complicadas historias, que recibió como recibía la realidad, sin indagar si eran verdaderas o falsas”. La memoria que comienza a recuperar obliga a discriminar entre hechos, a ordenarlos y darles sentido.

Justamente, el relato captura algo esencial de una sociedad oral y que requiere de la memoria para existir. ¿Qué es la verdad aquí? ¿La precisión del tiempo cronológico y la veracidad de los hechos que ocurrieron en el pasado? (¿cuándo fue el saqueo de Troya o el viaje de Odiseo?) ¿o la construcción en la memoria de un evento trascendente, entendido y compartido por toda una comunidad?  Probablemente lo segundo. Da lo mismo la fecha, los eventos que estará destinado a cantar Homero otorgan estabilidad y sentido a un mundo que se comparte siempre en relación con los antepasados.

Los demás relatos aportan distintos matices a esta proposición, conjugando eventos desde la memoria familiar, la de los amigos, de la historia y de la sociedad. Posiblemente “El Testigo” propone la pregunta más radical. Narra la muerte del último inglés que se crió en un mundo pagano, la última persona que fue testigo de los dioses de antaño. La ocasión da paso a la pregunta sobre qué deja de existir –qué conjunto de recuerdos, imágenes y sensaciones desaparecen– cada vez que una persona muere. Borges se pregunta qué cosas morirán cuando él muera. Todos somos los últimos testigos de algo que deja de existir cuando morimos. Lo que está en juego es la fragilidad de la vida compartida: lo que va dejando de existir es esa posibilidad de traer al presente una multiplicidad de acontecimientos del pasado.

Por contrapartida, el olvido nos ayuda a funcionar gracias a que homogeniza nuestras opciones en el presente. Entrega estabilidad, de forma análoga a la memoria, pero a riesgo de estandarizar y simplificar la realidad. Gracias al recuerdo de algo y el olvido de muchas otras cosas podemos ahorrarnos la necesidad de pensar. No estamos obligados a recordar, honrar o detenernos en el pasado, porque tenemos la ilusión de que no determina ni afecta nuestro presente. En ese sentido, el libro no envejece y propone preguntas que deberíamos hacernos constantemente.

Hoy también, como El hacedor, parecemos recibir la realidad sin indagar si es verdadera o falsa (¿un tweet?); podemos ser indiferentes tanto a fijar una cronología de hechos como a reconocer eventos significativos que trascienden y marcan nuestro presente porque, justamente, nuestro interés está puesto en el futuro (¿la posverdad?).

Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges

El Hacedor Alianza Editorial, Biblioteca Borges Buenos Aires.