ilustración que muestra ambos hemisferios del cerebro con la palabra imaginación encima
  • Revista Nº 150
  • Por Miguel Laborde Duronea

Dossier

Habilidades digitales: debemos potenciar el talento humano

Montserrat Gomendio Kindelan lidera –desde París– la Dirección de Educación y Competencias de la OCDE. Ahí enfrenta una revolución de dos caras; una que marca el destino de millones de personas marginadas por la robotización –muchas de ellas con título universitario– y otra que modificará la formación de los jóvenes para un mundo nuevo digitalizado, con un mayor énfasis en las habilidades blandas, no automatizables.

Su cargo de  Directora General adjunta de Educación de la  OCDE la tiene viajando por el mundo. Está concentrada en la promoción de estrategias para repensar la educación con miras a un futuro cercano que será, en gran medida, administrado por la inteligencia artificial (IA).

Como científica, doctorada en Cambridge, es metódica y trabajadora. Con los talentos que nadie le niega desde que condujera la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa en España de 2013, se puso de cabeza a pensar en el interminable pantano que deberá cruzar muy pronto el mundo desarrollado. En las próximas décadas serán millones los cesantes por la digitalización en ciertas disciplinas. Aunque tengan título universitario.

Montserrat Gomendio

Montserrat Gomendio

EDUCACIÓN INFINITA

El encuentro que permitió la realización de esta entrevista se celebró en el Duoc UC, instituto creado por la Universidad Católica en 1968 como  Dirección Universitaria Obrera y Campesina. La visitante  comenta  que  es  una  paradoja: si antes se trataba de preparar obreros y campesinos para ser sujetos activos en el mundo moderno, el desafío de hoy incluye a los profesionales y a los ejecutivos que “tampoco están listos para enfrentar los desafíos del siglo 21”.

La conversación la condujeron dos expertos chilenos de la UC: Margarita Guarello, directora de Educación Continua, cuyo cargo dio pie para que Gomendio despejara un tema de fondo: “Todavía se habla y se trabaja en formación o educación continua, pero ahora el foco es la formación permanente o el lifelong learning en inglés”.

El otro experto local es Fernando Bas, científico de la Facultad de Agronomía UC, quien plantea la pregunta nuclear en relación con las estrategias de la OCDE: “¿Qué son ‘las competencias’ y por qué están ahora en el centro del tema educacional?”.

 

Montserrat Gomendio reconoce que es un concepto algo abstracto, pero es similar a lo que en inglés son los skills. En español lo más cercano son las “capacidades”, aunque hoy se relacionen con las diferencias entre humanos y computadores, y serían algo así como nuestras ventajas comparativas: “Son los conocimientos, habilidades y actitudes que  tiene un individuo para enfrentar una situación”. No es algo que se mida solo por títulos o grados y considera toda clase de habilidades, duras y blandas.

Según afirma Gomendio, las blandas crecen en relevancia. Cuando se le pregunta qué puede implicar esto en el ámbito laboral, explica: “La sociedad y el mundo del trabajo se han complejizado por la automatización y la digitalización. Hay nuevas demandas por competencias de las personas que no sean rutinarias, que no sean automatizables. Se valora más lo no predecible y lo no previsible”.

Por ello, a su juicio, los desafíos son muchos y recién se asoman: “¿En qué sectores debemos concentrarnos primero? ¿A qué velocidad sucederán los cambios?…”.

Margarita Guarello le comenta que las competencias necesarias son cada vez más transversales, lo que corrobora: “La resolución de conflictos, la adaptabilidad a entornos diferentes, el pensamiento crítico y la capacidad de innovación son muy transversales. Todo esto no es nuevo, pero pasó a ser protagónico con los cambios sociales”.

Como ella nos recordara a los presentes, cuando se creó el programa de evaluación internacional PISA, el año 1997, ya se utilizó el término aludiendo a “la capacidad de los estudiantes de analizar, razonar y comunicarse efectivamente conforme se presentan, resuelven e interpretan problemas en una variedad de áreas”. En ese momento ya se consideró que las competencias son clave en “un aprendizaje para la vida”. Montserrat Gomendio comenta que ha vuelto a valorar se el que –con el respaldo de estudios cuantitativos que lo demuestran– “la motivación personal por aprender y las creencias de los estudiantes acerca de sí mismos tienen una gran importancia para el éxito de un proceso educativo. Desde entonces se reconoce que las competencias van más allá de los conocimientos y destrezas, y que el bienestar de la persona debe ser un referente orientador del proceso”.

EL MODELO CHILENO

El que nos hayamos encontrado en el Duoc no es fortuito. Por su magnitud –este instituto profesional ocupa el primer lugar en Chile (según la clasificación webométrica del CSIC, 2017) con 97 mil alumnos y 16 sedes–, a él llegan jóvenes de todo el país en busca de herramientas para enfrentar su futuro. Como anunciara su rector Ricardo Paredes el día en que presentó a la experta europea: “Nos interesa realizar investigación bajo el paraguas de instituciones como la OCDE, el Banco Mundial, el BID y la Unesco”.  Según indi có el rector, y la misma Montserrat Gomendio lo ratificaría más tarde, el interés es mutuo. Ellos están muy atentos a lo que hacen instituciones como el Duoc, pues mucho de lo que se innova es contextualizado a nivel de regiones y países.

Por lo mismo, ella se interesó en solicitar información sobre Educación Continua en la UC. Porque el escenario, explicó, está cambiando muy rápido: “Si la educación va a ser a lo largo de toda la vida, ¿serán las empresas el lugar del aprendizaje? ¿O será un modelo mixto entre centros educativos y empresas?”.

Informa que hay varios países que están inquietos haciendo algunos experimentos, pero son pocos todavía, como es el caso de Suecia. Margarita Guarello le pregunta cómo se prevé el tema de las personas mayores de cuarenta años: “¿Vale la pena certificar sus competencias previas o habría que evaluarlos de nuevo, en función de las más recientes?”. Gomendio le responde  que  el  caso  de Chile  es  curioso, ya que aquí se crece en competencias hasta los 24-25 años, pero luego eso se pierde muy rápido, en un deterioro que supera los valores medios de  la  OCDE. Ella reconoce no entender todavía el fenómeno: “¿Es porque  en el mundo laboral no se usan las competencias de base? ¿Es porque no se identifican o no se reconocen en el mundo del trabajo? Es un problema que Chile deberá enfrentar”. Al respecto, comenta que el país sigue  con la memorización en el centro del  sistema  educativo,  lo  que  no  es  eficiente en el contexto actual: “Hay que ir hacia lo transversal porque la memoria es, justamente,  muy  automatizable”. La conversación se generaliza al llegar al caso chileno, sin dejar de reconocerse que el punto de quiebre es mundial; que antes, con un título profesional que se obtenía a los 24 o 25 años, ya se tenía un futurobastante asegurado, lo que ya quedó atrás.

El modo de abordarlo es lo que justamente está en juego: “¿Cómo se  sigue adelante con  las instituciones educativas a cargo, o con las empresas que saben qué necesitan? ¿Y quién prepara a las empresas para asumir ese rol que nunca han tenido?”, cuestiona Montserrat Gomendio.

gráfico que muestra el uso de estrategias de memorización de estudiantes por país, Chile aparece ocupa un 22% sobre el promedio OCDE

Ella y los dos expertos locales coinciden en que lo más probable es que se configure un sistema mixto de empresas e instituciones educativas colaborando en el avance en un sistema totalmente diferente.

Por ahora estamos en una transición en el país: “Llegan los profesionales jóvenes en busca de empleo y llevando sus títulos, pero salvo si son de Oxford, Cambridge o Harvard, ahora los empleadores intentan evaluar qué sabe exactamente el postulante. Algo que todavía no se masifica”, explica Gomendio.

Ahora se discute si habrá que acreditar permanentemente a las instituciones de educación superior: “Hay grandes diferencias entre países, e incluso dentro de ellos. Aquí los universitarios chilenos tienen un nivel similar al de los estudiantes secundarios de países más avanzados; por otra parte, dentro de Chile a veces no se diferencia mucho el secundario del universitario. Hay resultados que son deprimentes”.

Espacio para la creatividad

Espacio para la creatividad

Ante la robotización, es posible el despliegue de las habilidades blandas del ser humano, la creatividad y la reflexión crítica. Esta situación es favorable para el desarrollo de las artes y las ciencias. En las imágenes, obras recientes del artista chileno Fernando Casasempere, exhibidas en Gran Bretaña, donde reside; una caja de huesos que alude a la fragilidad del planeta y sus recursos –de la exposición Collective Memory– y una intervención en un prado, hecha con material reciclado de su propio taller, donde hace visible que los recursos vienen de la propia tierra (Back to Earth). Fotografía archivo Fernando Casampere.