Potenciar la industria creativa en el territorio
El desarrollo de la industria creativa en Chile es desigual. La limitada investigación y análisis disponible han obstaculizado su desarrollo en las distintas regiones del país. El círculo vicioso se completa con la dificultad para generar políticas públicas y aumentar la inversión en cada zona. Este escenario determinaría las actuales condiciones de producción y participación de mercado a nivel territorial, que tienden a la concentración en la Región Metropolitana.
A nivel internacional los informes de política cultural están prestando cada vez más atención al rol del arte, la cultura y la creatividad como motivadores de desarrollo en dimensiones sociales, culturales y económicas (UNCTAD, 2010; UE, 2015; BID, 2017). Si bien es discutible el nivel de evidencia que disponen los gobiernos para focalizar recursos que permitan el crecimiento del sector creativo (Sacco et al., 2018), el siguiente artículo se centrará en esbozar algunas de las consecuencias de la limitada investigación y análisis que obstaculizan el avance de su industria en Chile. Este contexto determinaría las actuales condiciones de producción y participación a nivel territorial.
A pesar de la resistencia ideológica en torno a la potencial instrumentalización de la cultura (CORFO, 2015; Jenkins, 2011), la necesidad de otorgar mejores condiciones laborales (Trama, 2014) y facilitar la sostenibilidad de los emprendimientos e iniciativas creativas acentúan la relevancia de contar con un enfoque holístico para entender e impulsar el sector.
Caracterización de inequidades
Los indicadores de participación y distribución de la producción del sector creativo, las inequidades generadas a partir del sesgo en el acceso a la información y el análisis de carácter productivo tienen múltiples consecuencias.
En la tabla 1 se observan los datos obtenidos del Informe Anual de Estadísticas Culturales (INE, 2017) y de la Encuesta Nacional de Empleo (INE, trimestre móvil febrero-abril 2019). En estos indicadores se evidencian las diferencias en la distribución de empresas, trabajadores y remuneraciones según región, considerando el subsector creativo y cultural y el sector nacional en general (o tradicional). Para el análisis se seleccionaron las regiones de Biobío y Valparaíso pues, después de la Región Metropolitana, son las que poseen un mayor porcentaje de empresas creativas, con un 8% y un 6% respectivamente.
En la Región Metropolitana se concentra el 64% de las empresas consideradas creativas, mientras que, al observar los datos a nivel nacional, un 43% de ellas se aglutina en la misma región. Es decir, existe una distribución desigual del sector productivo en el país, lo cual se agudiza en el sector creativo.
Respecto de la proporción de trabajadores distribuidos por región, el porcentaje que ejerce sus funciones en la RM representa un 40% a nivel nacional y un 83% al observar el sector creativo. La proporción de trabajadores del sector creativo concentrados en la RM es más del doble que el porcentaje a nivel nacional.
Con estos resultados se evidencia aún más claramente la inequidad territorial, en cuanto a las oportunidades laborales y al desarrollo productivo.
Entre las restricciones al mercado derivadas de la concentración de la producción, junto con la dispersión de la población en todo el país (CORFO, 2015), se encuentra el acceso limitado a las diversas manifestaciones artísticas, culturales y creativas por parte de los chilenos. Esto reduce el impacto territorial y la sostenibilidad de sus industrias creativas (Unión Europea, 2015).
Vivir la cultura
En las tablas 2 y 3 se observan las diferencias en la participación cultural de los habitantes por región, nivel educacional y de ingresos. Respecto del ámbito cultural, es importante señalar que la actividad mayormente realizada por los encuestados fue ver películas en el cine (43%), seguida por leer un libro (39%) y asistir a un recital o concierto de música en vivo (30%).
A nivel regional se observan algunas diferencias. Se destaca la alta participación cultural en las zonas extremas que, para las tres industrias seleccionadas, es similar o mayor al porcentaje del total del país. Este es el caso de Arica y Parinacota, donde un 44% de los encuestados asistió a un espectáculo musical en vivo, lo que es mayor al porcentaje nacional (14%). Por otro lado, una de las regiones con menor participación en las tres industrias es Antofagasta. Aquí llama la atención que solo un 16% manifiesta haber leído al menos un libro en los últimos 12 meses, o que solo un 17% asistió a un espectáculo de música en vivo.
Además, las cifras revelan que, tanto en la lectura de libros como en el visionado de películas en el cine, quienes tienen enseñanza universitaria sobrepasan en más de un 20% el nivel de participación nacional de estas actividades. También se observa que a mayores ingresos existe una participación cultural más elevada en las tres industrias.
Brechas asociadas a la limitada investigación
La escasez de información en el ámbito productivo es un fenómeno sudamericano que se constata al revisar diversos indicadores de mercado, publicados por asociaciones internacionales de esta industria tales como Motion Picture Association of America (audiovisual), NewZoo (videojuegos), WINTEL (música). En efecto, sus reportes anuales cubren parcialmente o carecen de indicadores de facturación e intercambio comercial asociados a Latinoamérica, lo cual invisibiliza el potencial de la industria.
La limitada evidencia sobre las externalidades del sector creativo en nuestro país y Sudamérica, en particular asociada a factores subjetivos del nivel de desarrollo humano, perjudica la generación de medidas de política pública que beneficien a esta industria. En consecuencia, el rol del Estado en torno al robustecimiento del ecosistema (BID, 2017) se debilita, en la medida en que no proporciona estabilidad y legitimidad al entorno creativo.
Tampoco contribuye a solucionar problemas de coordinación entre actores, identificar y solucionar sus necesidades y eliminar obstáculos que dificulten su desarrollo. Fue justamente la necesidad de contar con información y análisis sobre el sector creativo, que impulsara el diseño, la implementación y la retroalimentación de políticas públicas e iniciativas privadas, lo que fundamentó la creación de un lineamiento específico, a través del Plan Nacional de Fomento a la Industria Creativa (CNCA, 2017 b).
Atreverse a invertir
Entre las consecuencias definidas por Price et al. (2017), asociadas a las brechas de financiamiento del sector creativo, se encuentran la identificación de oportunidades y evaluación del riesgo por parte de instituciones bancarias e inversionistas. En el primer caso, se constata una baja o inexistente discriminación hacia este ámbito productivo, ya que se aplican similares criterios de selección que en otros sectores para ser financiados.
Sin embargo, dado que existe poca experticia por parte de las instituciones bancarias para evaluar el nivel de riesgo de los negocios del sector creativo, pues su valor es principalmente intangible, los costos de transacción son más altos que los de áreas tradicionales. Por esta razón, disminuyen los incentivos para negociar algún tipo de préstamo.
En el caso de los inversionistas, Price et al. (2017) proponen que, si bien están dispuestos a financiar emprendimientos riesgosos en la medida en que estos conllevan un mayor retorno, al diversificar su cartera, existen alternativas más atractivas en rentabilidad. Podrían interesarse si se observan buenos equipos (con trayectoria y reconocimiento), y si se cuenta con un número de proyectos lo suficientemente denso como para atenuar el riesgo.
Desde esa perspectiva, cobra mayor relevancia la insuficiente disponibilidad de información e inteligencia de mercado asociada al sector. Esto reduce la factibilidad de generar inversión que permita escalabilidad de los emprendimientos e iniciativas creativas. Asimismo, es posible observar potenciales asimetrías de mercado, dado que las empresas más grandes o mejor vinculadas tienen más acceso al comportamiento del mercado. Esto afectaría en mayor medida a los emergentes.
FORTALECER EL ECOSISTEMA CREATIVO
El arte y la cultura se basan y anclan en el territorio, hablan de nuestra diversidad geográfica, social e identitaria. Desde ahí, resulta crítico contar con evidencia local que permita impulsar el desarrollo equitativo del sector, basado en pruebas pertinentes a la realidad local. La escasez de acciones en torno a la empresarización y generación de información del sector creativo generan un reducido tamaño de la empresa creativa, con respecto al promedio, y la existencia de una alta proporción de trabajadores por cuenta propia. Lo anterior favorece trayectorias laborales discontinuas, jornadas no habituales y de tiempo parcial (Unesco, 2010).
Adicionalmente, la concentración territorial en grandes ciudades y –asociado a ello– de los espacios de formación y la falta de preparación para la experiencia empresarial son elementos que distinguen al sector. De acuerdo con Corfo (2015), una brecha mencionada de manera transversal, tanto por el Mapeo de Industrias Creativas como por entrevistas realizadas a los actores clave dentro de los distintos subsectores, es la falta de herramientas profesionales en las siguientes materias: emprendimiento, gestión y administración de empresas, tecnologías, internacionalización, comercialización y distribución y gestión de derechos de propiedad intelectual.
Entre los diversos impactos asociados al desarrollo del sector creativo esbozados por la Unión Europea (2015) se encuentran las mejoras en el conocimiento, fruto de la generación de nuevas ideas, innovaciones y procesos, desarrollados entre organizaciones artísticas, artistas y emprendimientos creativos que, a su vez, tienen impacto en la economía y la sociedad. En esa línea, la evidencia sugiere la existencia de consecuencias positivas a nivel de bienestar y cohesión social que requieren de un enfoque holístico que involucre a diversos actores.
El BID (2017) ha hecho énfasis en la necesidad de fortalecer el ecosistema creativo, el cual comprende al gobierno, las universidades, la sociedad civil y los sectores económicos más tradicionales. La puesta en marcha de iniciativas que fortalezcan las capacidades de los actores que forman parte del contexto creativo nacional resulta prioritario, tanto para el fomento del sector –y los positivos efectos indirectos que se pueden traspasar al resto de la comunidad– como para la sofisticación de la gobernanza del medio.
PARA LEER MÁS
- Benavente J.M.; Grazzi M. “Políticas públicas para la creatividad y la innovación: Impulsando la economía naranja en América Latina y el Caribe”. BID, 2017.
- CNCA. “Actualización del impacto económico del sector creativo en Chile”. Santiago, 2017a.
- CNCA . “Plan Nacional de Fomento a la Economía Creativa”. Santiago, 2017b.
- Corfo. “Diagnóstico y caracterización de la economía creativa: brechas y drivers de los cuatro subsectores priorizados y la gobernanza de los esfuerzos públicos”. Santiago, 2015.
- Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Informe Anual de Estadísticas Culturales, 2018.
- Jenkins, T. “Culture: it’s not the economy, stupid!”, 2011.
- Price, J.; Bravo-Ortega, C.; Seaman, B. Asesoría para el programa Chile Creativo “Brechas de acceso al financiamiento privado en las industrias creativas en Chile”, 2017.
- Sacco, P.; Feirilli, G.; Blessi, G. “From culture 1.0 to culture 3.0: three socio-technical regimes of social and economic value creation through culture, and their impact on european cohesion policies”, 2018.
- Unctad. “Economía Creativa: una opción factible de desarrollo”, 2010.
- Unesco “Políticas para la creatividad, guía para el desarrollo de las industrias culturales y creativas”, 2010.
- Unesco. “Reshaping cultural policies 2018. Advancing creativity for development”, 2017.
- Unión Europea. “Cultural and creative spillovers in Europe: Report on a preliminary evidence review”, 2015.