¿Quién debe pagar por las noticias?
En enero de 2021, Google amenazó con retirar su motor de búsqueda de Australia en respuesta a los intentos del gobierno por hacer que el gigante tecnológico comparta ganancias en publicidad con los medios noticiosos. Ese país está introduciendo la primera ley de su tipo en el mundo para hacer que Google, Facebook y, potencialmente, otras compañías tecnológicas paguen a los medios de comunicación por su contenido noticioso. Juan Jaime Díaz y Edgardo Frías reflexionan sobre este dilema de los nuevos tiempos.
“Las noticias de calidad son importantes para los valores de Google”
Nadie duda del valor que tiene la información para miles de decisiones que debemos tomar cada día. De hecho, ahora más que nunca es crucial para saber cómo cuidarnos, cómo avanzan las condiciones sanitarias del país o cómo se están desarrollando los hechos que van a cambiar a Chile y al mundo en los próximos años. La misión de Google está directamente relacionada con la de los medios y los periodistas de respaldar el acceso abierto a esos datos.
Este buscador, que nos permite encontrar un producto, información o dirigirnos a las noticias de actualidad, se financia en gran parte gracias a las marcas y negocios que avisan en él. Sin embargo, este modelo de negocio basado en publicidad digital no aplica para las exploraciones relacionadas con noticias. Los anuncios que la gente ve, en su gran mayoría, son el resultado de búsquedas con fines comerciales y solo generan ganancias si son realmente útiles y producen un clic. En cambio, cuando las personas hacen consultas sobre las vacunas contra el covid-19 o los resultados de las elecciones, no ven anuncios, ni en Google News, ni en la pestaña de resultados de noticias del buscador, lo que significa que Google no hace dinero mediante estas.
Google envía a las páginas web de los medios un tráfico estimado de 24.000 millones de visitas mensuales en todo el mundo (más de 9.000 clics por segundo) basado en búsquedas orgánicas, y realiza pagos mensuales a las empresas de medios de comunicación por la venta de publicidad en sus propios portales, en la que estos se llevan en promedio el 95% de los ingresos cuando usan una herramienta como Google Ad Manager.
La circulación de periódicos ha estado cayendo durante décadas. Internet cambió por completo los modelos comerciales de las organizaciones de noticias, con los ingresos de los clasificados moviéndose a servicios de clasificados en línea especializados y una mayor competencia de una gama más amplia de publicaciones. Sabemos que este es un momento desafiante y complejo para el periodismo, las noticias de calidad son importantes para los valores de Google, porque creemos que un ciudadano informado contribuye a una sociedad más fuerte y trabajamos desde hace más de una década en ese sentido.
Hace tres años, a través del programa Google News Initiative (GNI), con una inversión de USD $300 millones, trabajamos en elevar y fortalecer el periodismo de calidad; evolucionar los modelos de negocio para impulsar el crecimiento sostenible y empoderar a las organizaciones de noticias con innovación tecnológica. En Chile, Argentina y Perú ya hemos capacitado a más de 2.000 periodistas en temáticas digitales. El año pasado, lanzamos un fondo de ayuda económica para medios locales a través del cual más de 1.050 medios en Latinoamérica recibieron entre 5.000 y 30.000 dólares cada uno. En el caso de Chile, medios como La Voz de Maipú y La Discusión fueron parte de esta iniciativa. El pasado 3 de mayo se cerraron las convocatorias para un segundo llamado de esta iniciativa.
Recientemente anunciamos Google News Showcase, una inversión inicial de mil millones de dólares para pagarles a los medios por crear y seleccionar contenidos de alta calidad. Gracias a estos nuevos paneles de contenido, Google no solo beneficiará a los medios sino también a los lectores y lectoras, quienes podrán ingresar gratuitamente a la mejor selección editorial de las más prestigiosas salas de redacción.
Nuestros productos brindan opciones a las personas y les ayudan a encontrar más contenido informativo de alta calidad que nunca. Junto con otras empresas, gobiernos y sociedad civil, queremos desempeñar nuestro papel ayudando al periodismo y, si bien, queda mucho por hacer, estamos en ese camino.
Un delivery para la información de calidad
En la situación que vivimos, muchas empresas debieron repartir sus productos por medio de empresas de delivery. Las más exitosas son grandes organizaciones con alto desarrollo tecnológico. En acuerdo con las empresas productivas, estas se retribuyen con un monto relativo a los bienes que entregan, pero nunca con el total de los ingresos de los productos que distribuyen. Esto acabaría con su propio negocio y, por supuesto, con el de las empresas dueñas de los bienes.
Las nuevas tecnologías también están cambiando la forma de acceder a las noticias, pero estas siguen siendo generadas por los medios tradicionales, en sus distintas plataformas. El periodismo de calidad, propio de los medios de comunicación, es esencial en la construcción de una democracia sana. Clave también es su rol en combatir las fake news. Las grandes plataformas, particularmente Google y Facebook, se han convertido en los mayores canales de información que generan los medios. ¿Cuál es el problema entonces? Que estos gigantes (los delivery, en este caso), arbitrariamente, decidieron quedarse con los principales ingresos “de los bienes”, que es la publicidad. Pero los costos periodísticos del contenido se lo dejaron a los medios, afectando así gravemente su situación económica y la de los profesionales que en ellos trabajan.
Si bien el contenido, señalan estas plataformas, es distribuido “gratuitamente”, hoy se llevan cerca del 70% de la publicidad digital a nivel mundial (solo Google y Facebook acumulan cerca del 60%). ¿Por qué pasó lo anterior? Porque hasta ahora se ha abusado de la ignorancia, la falta de regulación legal (o la que existe no se aplica bien), y del gran poder de mercado que tienen las plataformas respecto de los medios. Y ello ocurre en la mayoría de las democracias del mundo. Pero estas naciones están reaccionando. Un buen ejemplo es Australia, que enciende luces de esperanza y justicia para los medios. En marzo del 2021, entró en vigencia una nueva ley que exige que las plataformas compensen a las empresas australianas de medios. Su objetivo es proteger a los medios del poder negociador de estas plataformas digitales, para que no desaparezcan. Como ha sido habitual en otras negociaciones, Google y particularmente Facebook, en principio, reaccionaron con amenazas. Posteriormente, Google negoció acuerdos y comenzó a pagarles a las empresas periodísticas australianas, mientras que Facebook impidió el acceso a la información y bloqueó páginas gubernamentales de salud y emergencias.
Los sitios argumentan en su defensa que no pueden estar regulados por las mismas normas que rigen a los medios, dado que su función consiste en contribuir a la difusión de este contenido, generando mayor tráfico en “beneficio de los medios”. Pero como señalamos, su ingreso lo obtienen de la publicidad (y de la utilización de los datos de las personas), por lo tanto, su negocio está en retener a sus visitantes para que pasen más tiempo navegando y así ser impactados por la publicidad. Todo esto lleva a que su modelo apunte a que el usuario no vaya a la fuente de origen.
Algunas plataformas, como Google, han buscado caminos de acercamiento con “paneles agregadores de noticias”, donde pagan a los medios que ellos seleccionan, por algunas noticias, con una baja posibilidad de negociación justa, y siguen manteniendo los ingresos publicitarios.
Compartir información masiva y oportuna, a través de estas grandes plataformas, tiene un impacto positivo. Pero el mal uso de su poder, escudándose en la modernidad, llevará a la desaparición de los medios y a una sociedad más desigual.
Es importante entonces que, respetando la libertad de prensa, la libre competencia y los derechos de propiedad intelectual, la información fluya. Sin embargo, paralelamente se debe avanzar en la búsqueda de acuerdos justos, teniendo como garante a la sociedad chilena, al igual que lo están haciendo otras naciones.